Lo primero que nos viene a la mente cuando hablamos de Harley-Davidson son sus tremendas motos grandes y ruidosas y, puede que desde hace algo menos de tiempo la Harley-Davidson Pan America 1250 o la LiveWire. Pero la esencia de Harley se basa en esas moles mecánicas con un par motor capaz de sacarte una sonrisa y un sonido típico de Milwaukee. Aun así, detrás de una marca con tanta historia como Harley siempre hay algún rincón escondido de ella que no hemos visitado. Después de tantos años, por primera vez traemos a SoyMotero.net una Harley que casi nadie conoce, la Harley-Davidson Shortster (que no Sportster).
Puede que pienses que se trate de una broma, porque la traducción sería algo así como la Harley-Davidson Más Bajita, pero es tan real como la vida misma y tiene una explicación. Cuando la marca estadounidense compró parte de Aermacchi, allá por los años 60, la firma italiana tenía motos de baja cilindrada y eso, sumado a cierto arrojo, hizo que nacieran algunas Harley que estaban muy lejos de los estándares habituales. Una de ellas fue la Harley-Davidson Shortster MC-65 de 1972, la primera moto ‘diminuta’. Pero, sólo un año después, ya en 1973 nacía la Shortster X-90 ya con 90 cc, una mayor robustez y habiendo pulido detalles con respecto a la MC-65.

Pero dejémonos de historia para viajar a Estados Unidos donde una de estas pequeñas máquinas ha salido a la venta. Se trata de la primera y original Shortster MC-65 de 1972 y sus asombrosos 68 centímetros cúbicos. A través de Craighlist se pedían unos razonables 2.500 dólares por ella, que al cambio se quedan en unos 2.200 euros. Esta unidad, en concreto, parece estar en unas condiciones razonables y aceptables teniendo en cuenta que tiene ya ¡50 años!
En su odómetro, pequeño como ella, se pueden observar 1.500 millas que parecen no ser muchas hasta que uno se para a pesar cómo de lentas tienen que pasar subido en un aparato así. Al fin y al cabo ir colgado como un mono (no podíamos dejar de hacer referencia a la Honda Monkey) durante 2.400 kilómetros tampoco debe ser demasiado cómodo. En cualquier caso, como decíamos, su estado es razonablemente bueno y aunque necesita una ligera puesta al día y no le vendría mal una restauración, durante los últimos años ha estado parada y almacenada en vacío para intentar conservarla en el mejor estado posible.
Lo que no cabe duda es que estamos ante una pieza de colección y aunque en todos estos años no habíamos visto ninguna no nos extrañaría que dentro de no mucho nos la volvamos a encontrar totalmente restaurada buscando nuevo hogar y por mucho más dinero. Al fin y al cabo es una Harley-Davidson de colección.