La historia de la industria del motor está llena de logros y fracasos. Pero quizás estos últimos suelen ser los que quedan grabados a fuego, de cara a la galería, con más fuerza. Si hablamos de «batacazos gordos» dentro del sector de las dos ruedas, la historia de Cannondale y su intento de crear una gama de motocicletas a comienzos de este siglo, sea uno de los más conocidos por todos los que estamos muy en contacto con este mundillo.
La bicicletera estadounidense decidió a finales de la década de los 90 producir su propia motocicleta de MX, la Cannondale MX400, la cual fue, desde el comienzo de su fabrica,ción, un saco lleno de problemas. Ya sea por su motor girado (es decir, la admisión delante y escape detrás), un chasis de factura propia inspirado en el que por aquel tiempo portaban las Honda CR 97-99, que adolecía de vibraciones y falta de rigidez o la falla continua de elementos básicos como el motor de arranque.
Tras dos años de desarrollo, desde 1999 a 2001, decidieron ponerla a la venta junto a un modelo de enduro, la E440, aunque esta ya venía con algunas modificaciones, como por ejemplo un incremento de cilindrada. Y una variante Supermotard, la S440, que es además nuestra protagonista de hoy y el modelo menos común de los tres, con tan solo 52 ejemplares fabricados. Esta contaba con elementos de calidad en su parte ciclo como frenos Brembo o suspensiones Öhlins, aunque el comportamiento general seguía siendo algo nefasto por todo lo mencionado con anterioridad.
Según explica su actual propietario en el anuncio que publicó en el famoso portal de ventas Ebay, la moto la adquirió el pasado verano tras verla en el escaparate de una tienda de bicicletas de la marca. Este ejemplar es el primero que se fabricó de esta corta serie y pertenece al número de VIN 5B6AC91C23B000001. Además, en los últimos meses el motor paso por las manos del preparador Blackwidow, para una puesta a punto general, y en ese punto su dueño fue informado que en el año 2012 el propulsor fue actualizado con una serie de modificaciones imprescindibles para que su funcionamiento fuera el correcto.
Aun así se volvió a reconstruir por completo con pistón, cigüeñal y biela de nueva factura. Tras esta revisión se estima que actualmente ronde los 50 CV de potencia, aunque este dato no ha podido ser comprobado en un banco de pruebas. Habrá que fiarse de la palabra del vendedor y las estimaciones técnicas de Blackwidow. Tampoco está muy claro cuál es su kilometraje real actual, ya que en su momento no contaba con un cuadro de instrumentos, algo que ahora no ocurre tras instalarle un Trailtech Striker/Fan digital que ofrece información sobre la temperatura del motor, velocidad y kilómetros recorridos, entre otros.
La moto ha estado a la venta unos días con un precio de salida de 6.500 dólares, pero la realidad es que nadie se ha interesado por ella. Está claro que cuando eres fruto de una historia tan amarga, que le costó 80 millones de dólares a la marca estadounidense, es probable que no haya muchos interesados en hacerse con tus servicios. En cualquier caso, y todo hay que decirlo, la moto tiene su encanto particular y seguro que es cuestión de tiempo que alguien vuelva a adoptarla y a disfrutarla tras la completa puesto a punto a la que ha sido sometida.