Si alguna vez te habías imaginado un misil con ruedas fabricado a partir de media Suzuki GSX-R1000, es que estás tan loco como el “mecánico barbudo”. Sí, este tipo le ha instalado a su “misil de la muerte” el propulsor de una superbike, y el resultado es, como poco, simpático. Además, para probarlo se ha recorrido más de 1.000 km.
Para empezar, Sean, más conocido como el “mecánico barbudo” y su amigo Craig, se esforzaron al máximo para crear este vehículo y superar los principales problemas que se encontraron con el embrague y el sobrecalentamiento de la mecánica japonesa.
Sí, en el video que os mostramos aquí abajo, estos dos estadounidenses trabajan sin descanso para evitar que el “misil de la muerte” se sobrecaliente. Por cierto, un grave problema que se presenta incluso cuando está detenido en el taller.
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Ambos realizan varios trayectos cortos para intentar entender la raíz del problema, pero la situación resulta ser más complicada de lo que anticipaban. Eso sí, el problema parecen tenerlo bastante claro, la temperatura elevada se debe a una falta de flujo de aire, ya sea de entrada o de salida. El radiador no funciona correctamente.
¿Cuál es el problema del misil con mecánica Suzuki GSX-R1000?
Pero, a pesar de las dificultades, Craig no se muestra preocupado. De hecho, comenta en el vídeo que es una de las máquinas «inseguras» más cómodas en las que ha estado, y añade: «Para ser honesto, es la vez que me he sentido más cómodo en algo tan inseguro en mucho tiempo. Se siente sólido«. Sin embargo, el pobre Craig rápidamente vuelve a concentrarse en el problema del sobrecalentamiento mientras trata de enfriar el motor como puede.
Craig también señala: «La temperatura está en 120 grados, intentamos enfriarlo. Vamos a reducir las revoluciones, estamos en 4.500 rpm. Está claro, no hemos resuelto del todo el problema del sobrecalentamiento, no sé si lo lograremos. Necesitamos instalar un ventilador o algo similar. Tenemos que descubrir cómo hacer que entre más aire al radiador«.
Finalmente, después de quitar la pieza del carenado trasero, que oculta lo que queda de la Suzuki, durante el trayecto de regreso al taller el flujo de aire mejoró y el vehículo no se sobrecalentó, aunque la velocidad fue menor que en el viaje anterior.
Para terminar, ambos concluyeron que el problema estaba relacionado con la entrada de aire y no con la salida. Eso sí, con el problema de sobrecalentamiento resuelto, Sean emprendió su viaje de regreso a Tennessee, a más de 1.000 km de distancia. Estos estadounidenses están muy locos, ¡qué envidia!
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