En las últimas semanas la región de la Emilia Romaña, en el norte de Italia, se ha visto afectada por una gran cantidad de lluvia que ha generado multitud de inundaciones. Unas inundaciones que, desgraciadamente, se han cobrado hasta el momento 15 vidas además de causar incalculables daños materiales que, según los locales, son similares o incluso superiores a los que causó el terremoto que asoló la región hace un tiempo.
Y, también, como sucedió entonces y ha sucedido en otras ocasiones, las motos están jugando ahora mismo un papel importante gracias a la ayuda en este caso de endureros. Ellos son los únicos que prácticamente pueden acceder a multitud de zonas que están totalmente aisladas desde hace días y en las que se encuentran personas que necesitan todo tipo de ayuda.
El espíritu de comunidad del que siempre ha hecho gala la sociedad motera sale a relucir una vez más para ayudar a quienes más lo necesitan en la Emilia Romaña en este momento. Uno de los trabajos que están desempeñando ahora mismo es el de transportar todo lo que sea necesario a los afectados como la comida o las medicinas que se puedan necesitar.
Precisamente en el caso de las medicinas llama la atención el desempeño del farmacéutico endurero, Alessandro Magnani que es propietario de una farmacia. Junto a un grupo de endureros y con la sede en su farmacia en el Valle del Santerno está encargándose de proporcionar medicinas. Y es que como el mismo contaba a los compañeros de Moto.it, en el valle la edad media es alta y hay muchas medicinas que, simplemente, ayudan a los más mayores a seguir vivos. Por eso él junto a otros 80 endureros del grupo Enduro Motor Valley están a la disposición de Protección Civil.
En cuanto a Alessandro Tramelli, otro de los incansables endureros que están trabajando allí, también comentaba a Moto.it como han tenido que ir abriéndose paso como han podido entre derrumbes por medio de la montaña. Todo esto mientras seguía lloviendo y, por tanto, el riesgo de nuevos derrumbes estaba presente. Tanto es así que en muchas ocasiones reconoce haber pasado miedo y no es para menos. Hay que decir, eso sí, que no sólo ha sido un esfuerzo de los endureros únicamente y es que ha habido cientos de personas que han ayudado en la operación llegando incluso a cortar troncos que impedían el paso, empujando las motos o sacándolas del barro…
Sin duda que en los momentos más complicados es cuando las mejores personas sacan lo mejor de sí y es un orgullo que sean parte de la familia motera. Aún queda mucho trabajo por delante y no será fácil para la zona, pero con gente dispuesta a darlo todo por los demás será un poco menos difícil. Orgullo romañolo en estado puro, y no es para menos.