Aunque la automoción en general es una industria potente en la Unión Europea, y que genera mucha riqueza en todos los países, también es un quebradero de cabeza para algunos gobiernos que trabajan para reducir al máximo el número de accidentes y las consecuencias de los mismos. Por eso desde hace tiempo los vehículos tienen que ir adaptándose a normativas que han ido convirtiéndolos en más seguros.
Esta es la justificación a la que es una de las grandes modificaciones históricas en este sentido. A partir del próximo mes será obligatorio el limitador de velocidad. Eso sí, estamos hablando de los coches nuevos que deberán tener equipado el software de limitación de velocidad que irá modificando su comportamiento en función de la vía.
Es decir, en una carretera convencional con limitación genérica no se podrá pasar de los 90 kilómetros por hora. Eso a priori, porque en realidad estos sistemas AIV o ISA (Adaptación Inteligente de Velocidad) no modifican el comportamiento del vehículo sino que al interpretar mediante cámaras o GPS que se está circulando más rápido de lo que es legal, comenzará a emitir señales sonoras.
Pero no solo es que no actúe como un limitador, es que además puede ser desconectado por el usuario aunque, eso sí, cuando se vuelva a poner el vehículo en marcha el sistema volverá a enlazarse.
Por ahora, como decíamos, este sistema comenzará a ser obligatorio en julio pero solo para los nuevos coches. Será en 2024 cuando, en teoría, también deba de ser introducido en el resto de vehículos entre los que se encuentran las motos, aunque en ese sentido la UE sigue debatiendo y trabajando para ver cómo se afronta. Seguiremos atentos a cómo vaya evolucionando la legislación en este sentido pues una señal acústica en una moto carece de sentido.
