Llevo un rato dándole vueltas a la cabeza, intentando encontrarle el sentido a esta Fat Boy enchufable obra del taller especializado japonés High Field. Y, a decir verdad, no se me ocurre nada coherente. Me explico. Solamente haceros una pregunta, si de una Harley-Davidson hablamos: ¿Qué es lo más característico de los modelos salidos de la cadena de montaje de Milwaukee? Efectivamente, su sonido.
Lo que está claro es que Makoto Ueno, fundador del mencionado taller e ideólogo de este proyecto, no piensa como tú o como yo. Si no, jamás se le habría ocurrido la idea de electrificar una Fat Boy, algo que para muchos fanáticos de la marca es literalmente una herejía y para otros, los menos enfervorizados, un sinsentido en toda regla.
Una Fat Boy con alma “ecofriendly”
Esta curiosa historia, que hemos conocido gracias a los compañeros de Ride Apart, demuestra una y otra vez como hemos llegado al punto de querer quitarle la esencia a todo aquello que, de una forma u otra, posee la suya propia. A estas alturas, nadie pondrá en duda que una marca como Harley-Davidson es todo un icono dentro de la cultura de las dos ruedas a lo largo y ancho del planeta.
El sonido de sus motos, o el propio funcionamiento en sí mismo, amén de una imagen y estilo muy personales, son señas de identidad inequívocas de monturas como la Fat Boy, y el resto de modelos de gran cilindrada, que militan entre las filas de la firma estadounidense.
Esto quiere decir que si alguien, por el motivo que sea, decide extirpar esas características intrínsecas de las que hablamos, estará dejando sin identidad a cualquier H-D que caiga en sus manos de una manera u otra.
Pues esto es exactamente lo que ocurrió con la Fat Boy que Ueno y su equipo decidieron reconvertir en eléctrica. Un proceso llevado a cabo desde 2018 en este taller ubicado en Utsunomiya, prefectura de Tochigi, Japón. Además, contaron con la ayuda de OZ Motors, una empresa especializada en este tipo de proyectos, dando por finalizado el concept del modelo a finales del pasado año.
Lamentablemente, Makoto falleció antes de ver su Fat Boy enchufable terminada, por lo que su mujer tomo las riendas del proyecto hasta lograr tenerlo completado. Ahora monta un motor eléctrico en el lugar donde debería de estar el característico V-Twin de la marca, con sendas baterías instaladas en los anclajes que antaño sujetaban un par de maletas laterales. Desde High Field anuncian una autonomía máxima de 136 millas (unos 218 km).
La idea es desarrollar un kit en serie para reconvertir cualquier Harley en una versión eléctrica, por un precio final de venta al público de entre 500.000 y 1.000.000 de yenes (entre 3 y 6 mil euros aproximadamente).
No sabemos si lograran llevar su plan a buen puerto. Lo que sí creemos es que el mundo, probablemente, será más respirable, pero dejará de sonar como a la mayor parte de los moteros nos gusta.