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Harley-Davidson Battle of The Kings: Y a la tercera fue la vencida

Fotos: T. Pérez
Con tan sólo 6.000 euros de presupuesto como base fundamental del concurso y límite al genio imaginativo, Harley-Davidson convocó este año la final de su batalla creativa en el interior de un parking público, ubicado en el madrileño y afamado barrio de Salamanca.

Una vez más, esta original convocatoria acaparó la atención de todos los amantes de la fantasía más neoclásica que recoge el Dark Custom, en un formato particularmente genuino, con ese presupuesto máximo de 6.000 euros, que ciñe estrechamente la gracia del triunfo al talento creativo dentro de la imaginación más ingeniosa.

El aparcamiento de la calle Núñez de Balboa sirvió esta vez para exhibir las siete creaciones finalistas que luchaban por representar a España y Portugal en la carrera mundial por alcanzar el trono del Custom King, frente a los 250 concesionarios participantes en todo el mundo. A pesar de su eventualidad escénica, el parking fue concienzudamente decorado con un estilo tan creativo como el de los mismos concursantes, y ambientado, además, por una luz de variado cromatismo que daba cierto tono esotérico a una atmósfera sobre la que flotaban las notas de un rock de garaje, nunca más apropiado, seleccionado por el disk jay ataviado con un luck vintage, que contrató la organización a juego con la ocasión; dando como resultado final un espacio perfecto para el disfrute de un público exigente y amante del arte sobre dos ruedas.

Con la tabla a cuestas

Las líneas de creación expuestas en el concurso tomaban distintas sendas de la fantasía. La del cuelgamonos y estriberas avanzadas parecía de obligada presencia, lo mismo que la cafe racer o la bobber. Menos común y bastante más estrambótico, el guiño a los Beach Boys, ¿por qué no?, con tabla acoplada en la escultura; también lucía su voluptuosidad la representante del dirt track, tan americana como la propia bandera nacional. Como relativa novedad, acorde con la tendencia de muchos constructores en los últimos tiempos, la línea post nuclear, diseñadora de motos con aleta elevada y rollizos neumáticos labrados con tacos de obra pública, que parecen inspiradas en la saga salvaje de Mad Max.

Entre las siete creaciones finalistas, la moto Third Time Lucky se alzó con el triunfo del certamen. Una escultura harlysta inspirada en el cafe racer de líneas más extremas, tocada con una cúpula en forma de puro que recuerda a ciertos cómics futuristas de los años cincuenta, y que según explicaba su equipo creador, lleva un nombre tan original debido a que se trataba de la tercera vez que probaban suerte en The Battle of the Kings. Y, efectivamente, a la tercera, fue la vencida.

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