El caso de la Dodge Tomahawk es quizás uno de esos ejemplos claros donde el dicho “Manolete, si no sabes torear, para qué te metes” se cumple a la perfección. Entre otras cosas porque fue un verdadero fiasco técnico, a pesar de la que la emblemática marca estadounidense contaba con todos los recursos técnicos y económicos para haber creado un verdadero misil en forma de moto.
En cualquier caso, idea de fabricar una moto como la Tomahawk parece ser que vino de dos empleados del Grupo Chrysler, Bob Schroeder, y Dave Chyz. Ambos presentaron el proyecto ante la directiva de la empresa y si bien en un inicio fueron reticentes a su desarrollo, finalmente lo vieron con buenos ojos a modo de reclamo comercial.
Fue Mark Walters, el diseñador elegido por la marca, el encargado de dar forma a los bocetos iniciales del modelo. Unos meses después, en la primavera de 2002, este ya tenía preparado un molde a escala real de la moto que sería presentado ante al director de operaciones de Chrysler Group, Wolfgang Bernhard, y al director ejecutivo, Dieter Zetsche. Ambos dieron su aprobación para la construcción del primer proto de la Tomahawk equipada con el ya famoso motor V10 de Viper.
Desarrollo y fabricación de la Tomahawk
Fue a la empresa RM Motorsports a la que se le encargó la fabricación de la moto y, durante los siguientes seis meses, se llevaron a cargo diferentes puestas a punto en las que el motor se convertiría en el elemento central del conjunto.
En torno a este se debía dar forma al resto de la moto, con la complejidad que ello acarreaba. Lo más cerca que se había estado hasta entonces de algo similar eran las conocidas Boss Hoss equipadas con un propulsor Chevrolet V8 de 5.7 litros.
Fue el Salón de Detroit del año 2003 el momento y lugar elegido por Dodge para dar a conocer a su exclusiva criatura en forma de moto, la cual fue galardonada con el premio Vehículo Conceptual Especializado. Sus cifras de rendimiento eran insólitas para un vehículo de dos ruedas, amén de un diseño futurista que pareciera haber salido de cualquiera de las películas que componen la icónica saga de Mad Max.
El famoso motor Viper V10 de 8.3 litros y 20 válvulas declaraba una potencia final de 507 CV y 712 Nm de par máximo. La marca aseguraba que podía acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 2,5 segundos y superar sin problemas la barrera de los 400 km/h. Es curioso que se atrevieran a hacer estas declaraciones teniendo en cuenta que hasta aquel momento no había sido testada sobre el asfalto en ninguna circunstancia.
Posteriormente, se llegó a afirmar que la Tomahawk podía alcanzar una velocidad máxima de 420 Mph, unos 680 km/h. La realidad es que en las diferentes pruebas que posteriormente se llevaron a cabo, nadie fue capaz de superar los 160 km/h a los mandos de semejante mole metálica.
Por aquellas fechas, Phil Patton de The New York Times escribió: “En teoría, la Tomahawk puede pasar de 0 a 60 millas por hora en dos segundos y medio y alcanzar 300 millas por hora. En la práctica, desde que Evel Knievel se retiró, es difícil imaginar a alguien dispuesto a probarlo.”
La puntilla a aquella aventura industrial por parte de Dodge llegó en el conocido Festival de la Velocidad de Goodwood donde la marca dio una vuelta de exhibición con la Tomahawk y en ningún caso pudo superar los 112 km/h.
En el video que os mostramos más abajo se puede ver claramente la dificultad, incluso para poder mantenerla recta una vez se abría gas a fondo. Es lógico pensar que había errores notorios de diseño en algunos de los aspectos técnicos que conformaban el modelo.
La realidad es que, entre 2003 y 2006, tan solo se lograron vender 9 ejemplares de Tomahawk a razón de 550.000 dólares cada uno. Ni siquiera la propia marca fue la encargada de esta misión, más aún teniendo en cuenta de que hablamos de una moto que no estaba, en ningún caso, homologada para poder circular con ella por la calle. Fue la cadena de tiendas de lujo Neiman Marcus quien comercializó todas y cada una de las unidades vendidas durante aquellos tres años.
Sin duda un fiasco técnico en toda regla, pero quizás la intención de la marca nunca fue demostrar lo efectiva que podría haber llegado a ser su Tomahawk con motor V10 de Viper. De hecho, Allen Millyard, el conocido constructor de motos británico, demostró que si era posible hacer una moto equipada con esta mecánica y que fuera totalmente operativa, aunque eso es otra historia que os contaremos muy pronto.