Un escape debe ser capaz de ser ligero, conseguir expulsar eficientemente los escapes para mejorar la respuesta y las prestaciones del motor, producir un agradable sonido, etc. Pero es muy importante que también mantenga todas estas características durante toda la vida útil del producto.
Es por ello que Akrapovic, con el fin de probar la fiabilidad de sus escapes, ha desarrollado un robot que reproduce las funciones de un humano y es capaz de conducir miles de kilómetros con el fin de comprobar que la calidad de sus productos cumplen los estándares exigidos.
Para ello la motocicleta se sitúa sobre un banco de potencia que es capaz, además, de reproducir situaciones que nos encontramos al rodar. Por ejemplo, cuenta con un ventilador diseñado para generar vientos de 120 km/h y al mismo tiempo, gracias a un ingenioso sistema que recircula el aire caliente de la moto, hacer variar la temperatura de este viento con el fin de simular diferentes climas y su incidencia en el rendimiento del escape.
Cuenta además con un sistema de alimentación de gasolina ininterrumpido que hace innecesario los repostajes. De esta forma la moto de pruebas puede rodar miles de kilómetros sin detenerse.
El robot de Akrapovic simula las funciones de un ser humano, y es capaz de acelerar, frenar y cambiar de marca operando sobre el embrague y el pedal del cambio. Mediante programación, simulan los recorridos que necesiten, desde puertos de montaña a ciudad pasando incluso por circuitos.
Eso sí, tal y como aseguran desde Akrapovic, este robot sirve para los trabajos más duros pero los humanos seguirán siendo una parte muy importante en el desarrollo de nuevos productos ya que las sensaciones sólo las puede percibir un humano, por lo que resultan irreemplazables por cualquier máquina.