El Bridgestone Battlax Sport Touring T32 debuta en el mercado tres años después del lanzamiento del T31, que todavía se mantiene en el catálogo de la firma japonesa como segundo escalón de la gama. Esta nueva generación de neumáticos arrancó con el T30 (2013) y T30 Evo (2015), modelos diseñados tras la experiencia MotoGP (suministrador único 2009-2015) como máximo exponente de uso sport-turismo. Actualmente, estos T32/T31 se complementan con el BT-023 y BT 46, cubriendo un rango de acción muy amplio acorde a las necesidades de todos los usuarios.
El Bridgestone T32 es un neumático con doble enfoque (deportivo y rutero para carretera) para aquellos aficionados que buscan calidad, rendimiento y prestaciones, un compromiso difícil de lograr cuando su radio de acción comprende 22 medidas (10 delanteros y 12 traseros) y tres tamaños de llanta diferentes (17”, 18”, 19”). En el punto de mira, rivales de la talla del Continental ContiRoadAttack 4, Dunlop RoadSmart IV, Metzeler Roadtec 01/SE, Michelin Road 6 y Pirelli Angel GT II.
La presentación internacional de este modelo tuvo lugar en Italia bajo un formato deslocalizado e itinerante poco habitual, realmente interesante si se pretenden recorrer muchos kilómetros por todo tipo de carreteras. Así, la caravana Bridgestone arrancó desde Sicilia (Acireale) para llegar a Florencia en 10 días. De las 5 etapas propuestas, SoyMotero.net cubrió la cuarta (Praiano-Nápoles-Roma), casi 1.000 km, 16 horas y 8 motos diferentes tras las que pudimos sacar conclusiones muy positivas.
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TECNOLOGÍA
El Bridgestone Battlax Sport Touring T32 es un neumático radial de sílice (Silica Rich/EX) con uno (neumático delantero) y dos (neumático trasero) compuestos nutrido de 9 tecnologías propias como la 1/3 LC (trasero más blando por los hombros y duro por el centro), UltimatEye, MS-BELT, HTSPC, RC Polymer o NanoPro-Tech. Sobre todas ellas destaca la Pulse Groove, un nuevo dibujo que combina surcos de perfil irregular con pequeñas “islas” en el cauce del surco para igualar el flujo de agua optimizando la velocidad del mismo. Su objetivo es aumentar el drenaje de agua, mejorando el agarre y la adherencia en condiciones húmedas.
NanoPro-Tech y RC Polymer reducen el calor producido durante la deformación del neumático controlando las interacciones moleculares de la goma, además de alargar la vida del mismo y optimizar su comportamiento en agua. La capa estabilizadora monoespiral MS-BELT se compone de un filamento único continuo de hilo especial que envuelve el neumático. Este diseño de una pieza elimina uniones y juntas, además de ser más ligero que las estructuras convencionales: más rigidez de rodadura, menor temperatura y más estabilidad. Por último, el HTSPC (High Tensile Super Penetrated Cord) hace referencia al “canuto” de goma que integra 5 filamentos trenzados de acero en el cable de su cinturón para garantizar una tensión uniforme y constante. Por último, la denominación UltimatEye hace referencia a la tecnología de simulación y medición que recrea las condiciones de uso del neumático (compuesto, huella de contacto, construcción o perfil) en cualquier situación de uso.
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JORNADA TOURING
La primera de las dos jornadas de ruta programadas nos sirvió para catar los Bridgestone T32 sobre cuatro monturas trail: BMW S1000XR, Kawasaki Versys 1000 SE y Yamaha Tracer 9/GT. En el caso de los modelos de Iwata, suponía nuestra segunda toma de contacto con ellas tras la presentación internacional de marzo, pues calzan de origen este modelo, desarrollado al unísono para potenciar las virtudes de la tricilíndrica japonesa.
A primera hora de la mañana nos enfrentamos a un asfalto mojado tras la lluvia de la noche anterior, desagradable en condiciones normales, pero altamente recomendable para valorar la aportación del nuevo sello Pulse Groove. Afronté las reviradas y estrechas carreteras de Praiano con la S1000XR, el “pepino” del grupo y el resultado no pudo ser mejor. Si consigues romper ese miedo escénico inicial, básicamente mental, que siempre produce el suelo mojado y dejas hacer los T32, puedes llegar a disfrutar más de lo que imaginas. Su agarre es fantástico en estas condiciones, sin atisbo de inestabilidad en la moto y con transiciones neutrales incluso en las zonas parcheadas donde se alternaba el asfalto seco con el mojado. Tanto el incremento de los surcos (+3% del. y +6% det.) como el perfil y diseño de los mismos obra el milagro. Incluso, rodando detrás de Hubert (road leader) pude apreciar la cantidad de agua que es capaz de evacuar el neumático trasero en un paso por una carretera de cemento encharcada, levantando un abanico líquido impresionante. Por si esto fuera poco, Bridgestone declara una distancia de frenado 7% menor en mojado, un dato que incide en nuestra seguridad al minimizar los metros de detención.
A medida que se suceden los kilómetros, ya en seco y tras unas buenas sensaciones con la Kawasaki (una moto con un carácter mucho más rutero y tranquilo fruto de sus 250 kg, aunque efectiva y confortable), recupero la BMW para afrontar una carretera de montaña en cuesta realmente pulida, muy brillante y desgastada tras el paso de los años, que a duras penas habría recibido mantenimiento. En un viraje lento a derechas pierdo levemente el tren delantero, lo justo para hacer contramanillar y afrontar la subida con decisión. Quizá, un tarado de horquilla demasiado deportivo para esas condiciones y un suelo deslizante como el hielo fueron los culpables, algo que me sirvió para darme cuenta de que el T32 delantero también “avisa” cuando algo va mal.
Tras el almuerzo, elijo la Tracer 9 estándar para completar la segunda mitad de la jornada. Y es que, en una prueba de estas características prefiero evitar las suspensiones electrónicas y así obtener un feeling real de lo que pasa bajo las gomas. Y no es que rechace las unidades semiactivas (son una maravilla en términos de estabilidad y rendimiento), pero disimulan y tamizan mucho el trabajo de las gomas. Con la T9 volví a disfrutar como un niño, igual que si a un perro le quitas el collar y dejas que corra suelto por el campo tras un día encerrado. Y no sólo hablo del comportamiento de la moto debido a su mayor ligereza (13 kg) respecto a la alemana sino a la sensación de control y agilidad que tienes en todo momento, con mucha viveza de reacciones, control y buen hacer.
JORNADA SPORT
Para la segunda jornada (Nápoles-Roma, una de las más largas del periplo transalpino) combiné tres nakeds de media cilindrada (Kawasaki Z900RS, KTM 890 DUKE, Yamaha MT-07) con una BMW F900XR, igualmente, todas con llanta delantera de 17 pulgadas. Al contrario que el día previo, las tres primeras disponían de suspensión convencional mientras la alemana lucía un interesante compromiso mixto con horquilla analógica y amortiguador electrónico fruto de montar el Pack Comfort opcional. Los 500 km de ruta estuvieron nutridos de carreteras de todo tipo, tanto autovía como, sobre todo, secundarias con buen y mal asfalto, incluso con baches y resaltos, paso de pueblos y zonas urbanas e incluso algo sucias (producido por los vehículos agrícolas salientes de los caminos colindantes).
La primera mitad del día me centré en la BMW, mientras que en la segunda no solté la MT-07. A pesar de haber probado la F900XR el año pasado con sendos Michelin Road 5 (uno de los rivales de nuestro protagonista), en esta ocasión las sensaciones fueron muy diferentes ya que abordé una revirada carretera tipo “montaña rusa” como nunca hubiera imaginado hacer nunca en una trail. Llegó un momento en que pensé que me encontraba sobre una supermotard “grande” en vez de sobre una bicilíndrica de 219 kg. Cambios de dirección rápidos jugando con las inercias, minimizando la frenada y forzando la horquilla Showa buscando que las gomas se “quejaran” algo: y nada.
El otro “homenaje” del día me lo di con la montura naranja, 15 minutos de gloria en la que mi compañero británico Simon y un servidor nos escapamos del grupo por una serpenteante carretera, nuevamente, guiados sabiamente por Hubert sobre su BMW F900R. A un ritmo realmente alto para las mentes más conservadoras, la 890 hizo gala de una precisión y rendimiento sorprendente, copiando las regularidades del asfalto como si nada sucediera. Cabe recordar que el T32 trasero hace gala de una huella de contacto 13% superior respecto al T31, capaz de controlar 115 CV en aceleración sin el más mínimo esfuerzo.
Con la Yamaha MT-07 en mi poder llegó el clímax en un puerto de montaña. Esta nueva generación de la naked japonesa, renovada este mismo año, hace gala de un carácter incisivo y desenfadado como pocas motos en el mercado pueden transmitir. En este caso, los T32 potencian la deportividad de la japonesa sin llegar, lógicamente al nivel de agilidad de los S22, pero sin lastrar ese carácter canalla del que siempre ha hecho gala la montura de la marca de los diapasones.
