Hace unos días MotoGP visitaba Indonesia, pero lo que venimos a ver ahora son carreras de aceleración que tienen lugar en el país asiático. Y también en Tailandia, que MotoGP visitará a finales de octubre.
La pasión por las motos en esa zona les viene de lejos, como ya vimos hace un tiempo cuando descubrimos estas carreras precisamente en Tailandia. No hay que perder de vista que estos dos países ,y el resto de su entorno, son un pilar fundamental actualmente para los fabricantes, porque el grueso de las ventas mundiales se concentra en esa zona del mundo.
Pero donde hay motos hay pasión, y donde hay pasión no pueden faltar las carreras. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en Europa, las carreras de aceleración son muy populares tanto en Indonesia como en Tailandia. Es difícil saber el motivo exacto, pero quizás sea porque en el fondo, y a pesar de las preparaciones, es una manera más sencilla de competir.
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De entrada, viendo los vídeos lo primero que llama la atención, es que en estas carreras de aceleración la seguridad es opcional. A todas luces el equipamiento está muy lejos de lo que se exige en las carreras de velocidad, por muy amateurs y de club que sean. Solamente parece ser obligatorio el casco que, obviamente, tiene la misma homologación que los que les ponen los niños a los Playmobil.
Estas carreras de aceleración se hicieron populares en las calles
Y después del casco, quizás y solo quizás, les obliguen a ponerse una camiseta de manga larga y un pantalón largo, porque incluso da la sensación de que algunos de ellos no llevan guantes, y los que sí los llevan son de mecánico. En el fondo, si no tiene sentido sí al menos coherencia, más si tenemos en cuenta que esta afición viene directamente de la calle, donde hacen incluso estas carreras ilegales desde hace años y hasta el casco es para “cobardes”.
A pesar de ello, hay que reconocer que el resultado es muy llamativo. Estas carreras de aceleración las protagonizan, ojo al dato, motos monocilíndricas de 125 centímetros cúbicos y dos tiempos. Lógicamente están preparadas para poder llevar a cabo la mejor arrancada posible, y por eso son tan bajas y alargadas. Son auténticos minicohetes con un sonido espectacular para los que nos hemos criado con los motores de dos tiempos.
Pero más llamativo que todo eso es que, una vez empiezan a coger velocidad, cambian de postura para tumbarse encima de la moto, seguir dando gas a fondo y empalmar las marchas con la mano. Tan salvaje como suena y tan peligroso, porque en el vídeo se aprecia como la moto se vuelve crítica en el cambio de postura, y estamos seguros que en alguna ocasión la cosa ha acabado en desastre.
Por eso decíamos que el equipamiento era opcional, pero el no tener el miedo a la muerte tiene que ser obligatorio. De lo contrario, nadie en su sano juicio se lanzaría a una carrera de aceleración en paralelo a otro, haría una plancha encima de la moto con la única protección que puede ofrecerte un cubo de la playa en la cabeza. Pero… ¿quién somos nosotros para juzgarlos?