Es increíble lo que en ocasiones estamos dispuestos a soportar si a nuestro lado están nuestros amigos y la finalidad es poder montar en moto. Y si no que se lo digan a estos 5 malagueños que allá por el año 2019, decidieron que iban a viajar desde su Málaga natal a Santiago de Compostela en moto. Pero no una moto cualquiera, no, en 5 unidades de diferentes modelos de Mobylette que previamente restauraron y documentaron para el ansiado viaje.
Esta extraordinaria historia la hemos conocido por uno de los integrantes del grupo, Emilio Vara Sánchez, que realizó el viaje en una Mobylette SP 90. Junto a él, Francisco Carrasco Pacheco (sobrino) con una Mobylette Cady, José Granados Anaya a bordo de una Mobylette Gran Ciudad, Juan Carlos González Berlanga pilotando su Mobylette Cady y Juan Manuel Gálvez Periañez con un ejemplar de Mobylette Campera, completaban el nutrido grupo de aguerridos malagueños.
Emilio relata que inicialmente iban a ser 9 los participantes de esta experiencia, pero que por causas de fuerza mayor el equipo se redujo hasta los 5 integrantes que finalmente emprendieron esta aventura. La misma dio comienzo el pasado 8 de abril y tras 4 duras jornadas donde el frío, la lluvia o la niebla hizo de las suyas, lograron llegar a su ansiado destino: Santiago de Compostela.
Tras ellos quedaron maratonianas jornadas con una media de 300 kilómetros recorridos. Si sacamos una cuenta redonda estamos hablando de una media mínima de conducción de 10 horas encima de estos sufridos ciclomotores, para poder cubrir la distancia entre ambas ciudades. Recordemos que en cualquiera de los casos es complicado que podamos circular a más de 30 o 40 km/h en uno de estos. Aún menos, si lo hacemos de manera sostenida en el tiempo y durante tantas horas.
En cualquier caso Emilio y sus compañeros nunca se plantearon el viaje con prisas. Sabían dónde iban y de qué modo intentaban hacerlo, así que se armaron de paciencia y con muchas ganas y sacrificio lograron su empeño sin apenas imprevistos en el camino, más allá de un macarrón estrangulado o un cambio de piñón por otro con un diente más para lograr algo más de velocidad punta, algo que no venía nada mal en aquellos momentos.
Tras 4 intensos días, cruzando por diferentes comunidades autónomas y diversas provincias de nuestra geografía lograron llegar a Santiago de Compostela, poniendo prácticamente fin a este alocado viaje. La vuelta por suerte la realizaron en coche y las 5 máquinas de devorar kilómetros en la parte trasera de una furgoneta. Una historia para recordar y contarle a sus nietos. Podéis leerla en primera persona en este enlace.