A estas alturas no cabe duda del daño que la pandemia global que aun sufrimos, ha causado un daño terrible no sólo en lo sanitario y lo social, donde hemos perdido a muchos seres queridos, sino también en lo económico. Han sido muchos los sectores golpeados y uno de ellos ha sido el del turismo. Las limitaciones a la movilidad que hemos vivido en los últimos tiempos, han hecho que el poder viajar se convirtiera en algo reservado solamente para trabajar o por motivos de fuerza mayor. Atrás quedaban esas rutas de fin de semana en las que nos acercábamos a provincias o comunidades cercanas, o nos marcábamos un viaje de esos para recordar con un buen puñado de cientos de kilómetros.
Ahora, poco a poco y con cautela, vuelve a haber movimiento. La situación sigue siendo difícil y muchos están sufriendo ahora mismo en primera persona el ataque de un virus implacable. Pero se abre una ventana de optimismo, el final parece estar cerca y con él la tan ansiada recuperación de nuestra normalidad con todo lo que ello implica, viajes incluidos.
¿Y qué mejor manera de recuperar los viajes y la industria de la hostelería en general, que haciendo viajes internos y cuidando del medio ambiente? Lo cierto es que de entrada viajar y cuidar del medio ambiente parece que son conceptos antagónicos, pero no tiene por qué ser así, más aun si lo hacemos en moto. De hecho en Italia han puesto en marcha un proyecto muy interesante a través de la Federación de Motociclismo Italiana, en la que han creado diferentes itinerarios con la intención de disfrutar la moto siendo respetuosos con la naturaleza y, además, descubrir lugares especiales y con historia dentro del país transalpino.
Una manera de fomentar un turismo de calidad. Y es que ese debe ser un pilar importantísimo dentro de la reconstrucción de la hostelería. No debería valer lo que teníamos antes de “cuanto más mejor”, se debería de cuidar (como de tantas otras cosas) de quienes están detrás de esta industria, de quienes día a día con su trabajo, con su esfuerzo, asumiendo riesgos están al otro lado de la barra, de la recepción del hotel…
Esta gran iniciativa italiana seguro que tendrá éxito y, de hecho, en nuestro propio país ya se han llevado a cabo iniciativas como esta. Sin ir más lejos, el año pasado de manos de Mototurisme Lleida ,aunque en este caso no se trataba de la RFME la que estaba detrás de ello sino el gobierno local de la propia provincia catalana. ¿Te imaginas en España con las carreteras que tenemos y los paisajes que atesoramos una iniciativa así? Sería maravilloso. Sí ,es cierto que la RFME está trabajando porque sus eventos de off road sean sostenibles, pero fomentar el turismo en moto quizás por parte también de toda la industria de la moto, sumando fuerzas con “la Fede” sería algo bonito.
Al final si viajamos en solitario o sólo dos personas, una moto va a contaminar menos que un coche y, además, estaremos en contacto con la naturaleza de una manera más directa. Eso sí, si vas a animarte este verano recuerda revisar a conciencia tu moto y prepárate para el calor, que luego vienen los sustos…
