Las carreteras estrechas tienen un sinfín de peligros para un motero. Y más si estamos en plena montaña, con los quitamiedos a un lado… O directamente con un lago a nuestros pies. Es lo que pasó en una carretera italiana con un piloto un tanto, digamos, despistado.
Nuestro protagonista iba adelantando un coche junto a un compañero. Pero, vaya usted a saber porqué, se embaló demasiado. Tanto que, al fondo tenía una curva con su respectivo quitamiedos y un lago debajo. Freno a fondo, la rueda echando humo y todos pensando lo peor. «¡Madonna!» llegó a exclamar el motero que iba grabando toda la escena por detrás.
Sin embargo, esta vez la moneda salió cara. La frenada de emergencia acabó con nuestro motero incrustado con su moto entre una señal y el quitamiedos. La rueda delantera había hecho de tope entre ambos. Aún así, a punto estuvo de salir despedido por encima de la moto, directo a darse un chapuzón al lago… En el mejor de los casos. Es lo que se suele llamar casualidad, suerte, milagro o, directamente ‘potra’.
En todo caso, este motero ha vuelto a nacer y seguro que la próxima vez se lo pensará dos veces a la hora de adelantar con tan poco margen y a tanta velocidad en una carretera sin escapatorias. Si ha aprendido la lección, bueno será.
