Según ha ido avanzando el mundo de la automoción, las necesidades y los gustos han ido variando. Al principio se trataba de un lujo para los más pudientes y el lujo lo era todo. Luego, la automoción en general se democratizó y tras la Segunda Guerra Mundial la moto jugó un papel vital en la movilidad al ser un medio de transporte económico y accesible para muchas familias. Como bien sabes, desde hace un tiempo la escala tecnológica en el mundo en general y en las motos en particular no para, y hemos asistido a la normalización de algunas tecnologías que hace solamente unos años estaban destinadas a competición o, incluso, ni se soñaba con que existieran.
Como decíamos al principio, normalmente nos hacemos eco de la parte que tiene más que ver con la evolución tecnológica en el plano del rendimiento o de la seguridad. Es genial poder contar a día de hoy con frenos ABS en curva o sistemas de radar ya integrados en la moto, y el futuro de poder conectarlas al resto de usuarios (con los riesgos que podría conllevar incluidos) nos parece un escenario especialmente interesante. Pero eso no implica que la estética no nos guste o no nos fijemos en ella.
Seamos sinceros, una moto como muchas otras cosas en la vida, te tiene que entrar por los ojos. Es por eso que en los últimos años hemos visto como algunas ya incluían tecnologías muy interesantes en la pintura. Y no, no hablamos de acabados mate o colores diferentes, hablamos de pintura autoregenerativa que es capaz de cubrir pequeños desperfectos solamente estando al sol. La Kawasaki Ninja H2, por ejemplo, es una de las motos que ya cuenta con ello de serie.
Pero el siguiente paso que está por llegar es todavía más espectacular y llega de la mano de la pintura electroforética. ¿Te imaginas poder cambiar el color de tu moto a golpe de clic o a través de una aplicación? Darle al nuevo color y que tu moto lo cambie sin tener que ir a un taller, lijar, enmasillar, volver a lijar, imprimar, otra vez lija y luego pintura y barniz. Parece magia, pero la magia no existe, lo que está detrás es la tecnología y aunque de momento no ha llegado a las motos, BMW sí lo ha presentado en uno de sus coches con motivo del CES 2022.
Las ventajas son notorias y, en cierto modo, también afectan a la seguridad. ¿Que se hace de noche? Color claro, que quiero que me distingan bien en una manifestación de taxis en Madrid, color negro… Pero lo realmente interesante es cómo funciona esta tecnología de la que, por cierto, desconocemos el precio pero podemos intuir que no será barata al menos por ahora. Gracias a millones de cápsulas de pintura en un envoltorio individual y con un grosor del de un cabello humano, se consigue todo el cambio. Cada una de estas cápsulas contiene pigmentos blancos cargados negativamente y pigmentos negros cargados positivamente. En función de nuestra necesidad se elige un acabado u otro y mediante estimulación a través de un campo eléctrico aparece uno u otro color.
Además, según comentan en BMW, conseguir que todo funcione correctamente implica mucha precisión para garantizar que las variaciones sean eficientes. Para que el sistema sea operativo, cada segmento debe estar perfectamente generado y, después, se aplican a través de un ePaper a la carrocería. Por último se conecta la fuente de alimentación, el cuerpo se calienta y se sella para que la reproducción de color sea la óptima. ¿Verdad que suena más complicado de lo que parecía a simple vista? Como has podido deducir, por ahora sólo se puede elegir entre blanco y negro pero, sin duda, podría llegar una gran revolución.
