¿Qué tiene que tener una moto para ser una auténtica rompecuellos a su paso? Que sea bonita, que sea original y que la deseemos al instante de verla. Todo eso ocurre con la nueva Royal Enfield bobber custom de Rajputana Customs, un preparador de motos indio al que, a partir de ahora, prometemos seguirle la pista. Los chicos de Rajputana Customs han conseguido crear esta moto sobre la base de una Royal Enfield Interceptor 650. Un trabajo sencillamente impresionante.
De hecho, si no nos dicen que la base es la Interceptor sería difícil creerles. La Royal Enfield bobber es una moto prácticamente nueva de la que apenas quedan el motor y parte del chasis como testigos de la máquina que un día fue. Un trabajo impresionante, sí, pero también exhaustivo y complicado. Y es que todo se ha cambiado en esta moto: horquilla delantera, faro delantero, manillar, llantas, ruedas, depósito, asiento, silenciadores… Casí acabaríamos antes diciendo lo que no ha ‘volado’ de la Interceptor original.
¿Tiene precio esta Royal Enfield bobber?

Además se ha recortado el chasis y se ha añadido un nuevo basculante fijo de doble brazo, desapareciendo los amortiguadores traseros. Es el nuevo sillín con muelles el que se encargará de absorber las irregularidades del terreno. Una Royal Enfield bobber a la antigua usanza como las míticas Harley-Davidson e Indian de los años 30 y 40. La moto ha sido pintada con un verde oscuro intenso con brillo y algunos detalles en dorado que le dan un aspecto de lo más regio. Mientras, el depósito y los guardabarros están acabados en gris metálico y las llantas de radios de alambre en negro. Se nos agotan los calificativos para esta moto.
¿El precio? Pues no tiene precio. Y es que Rajputana Customs ha elaborado esta Royal Enfield bobber por encargo y su dueño (del que no tenemos datos) ya está disfrutando de ella quien sabe dónde. Le envidiamos. Y mucho. Nuestro único consuelo es que con esa amortiguación acabará con dolor de nalgas más tarde o más temprano. Pero, si vemos pasar a esta bobber algún día seremos nosotros los que acabemos con el cuello roto… ¡Ay!