Hace ya muchos años, allá por los 80, a Honda se le ocurrió la idea de vender un scooter un tanto “extraño” en Europa. Basado en la estética y en algunas soluciones de los que empleaban en el SuperCub (del que llevaban fabricados varios millones e inundado media Asia), tales como las ruedas de 16”, el Scoopy, que así lo llamaron, sería un 50cc de 2T (75 en España) e intentaría hacerse un hueco en una Europa plagada de Vespa. No en vano, Vespa era lo que la vieja Europa entendía por Scooter.
Y sucedió que los mercados más “moteros”, como en España era Barcelona, estaban hartos de scooters con ruedas de 10”, poco estables y con poco a nada que ver en su comportamiento con lo que eran las motos “de verdad”. El Scoopy, sinceramente, no era ninguna preciosidad de diseño, pero con las ruedas de 16”, el motor centrado, variador automático y escudo que protegía de la suciedad se convirtió en casi un icono: todo el que buscaba un vehículo ciudadano y tenía cierta experiencia en moto, no se lo pensaba; el Scoopy era su mejor opción.
Poco a poco, en algunos mercados importantes (Barcelona en España, Roma en Italia y algunos otros), el Scoopy empezó a desplazar a los otros scooters. Sus ventajas eran obvias y el Honda se convirtió en un superventas. Creció desde los 75 cc hasta los 125, se convirtió en 4T y se multiplicaron sus versiones. Desde los 50 cc hasta los 300 cc. Pero en el fondo es el 125 cc el que desde hace años es el “rey” de las ciudades en media Europa. Siempre con suelo plano y ruedas de 16”, el SH 125 (que ese es su nombre, puesto que hace ya años que en ninguno de ellos pone Scoopy por ningún lado) ha ido evolucionando y mejorando, siempre a la espera de que se pudiese guardar un casco como en otros scooters que fueron apareciendo, y siempre a la última en cuanto a estabilidad y comodidad de uso.
A la 6ª va la vencida
Seis generaciones de Scoopy han sido necesarias para que puedas guradar un casco integral bajo su asiento. Es normal: en aquel primer Scoopy de los años 80 ni a los diseñadores ni a los clientes les preocupaba ese asunto lo más mínimo. Fue con los scooters que fueron apareciendo desde finales de los 80 cuando ese hueco bajo el asiento empezó a generalizarse. A partir de la tercera generación de Scoopy es cuando el tema empieza a ser algo importante. Y en aquél SH si podías dejar algo bajo el asiento: un casco “quitamultas” o poco más, pero algo es algo. Y todos pensábamos que iba a ser el nuevo SH 2009 cuando llegaría, pero no fue así. Y eso si recibió muchas críticas, tantas que a Honda, en este SH 125i del 2013 no se les ha pasado por alto y le han puesto un cofre suficiente para un integral. Y presumen de ello en cualquier publicidad o documento oficial que veas sobre él.
Pero no sólo cambia en esto el SH. Un nuevo motor, denominado eSP (enhanced smart power) estrenado en la 2ª generación de PCX, un chasis reformado, y un equipamiento más alto que nunca convierten al Scoopy en el mejor que nunca ha habido.
Más rápido, más económico y más cómodo
Un chasis revisado, un nuevo motor, nuevos equipamientos…en definitiva, un completamente nuevo SH. Sin embargo, está muy bien hecho: nada más verlo se distingue como un Scoopy. Guarda un aire de familia inconfundible, sin ser realmente demasiado parecido al anterior. Y cuando te subes pasa lo mismo: es un Scoopy, igual de fácil, igual de cómodo y ágil, pero con un cuadro mejor y unos acabados (que siempre fueron buenos) excelentes. El nuevo motor es el eSP que la marca estrenó en el PCX. Entre sus características más interesantes está el sistema “Idle Stop” (paro al ralentí) con el que Honda consigue un motor más potente que el anterior pero que gasta menos. Y el radiador lateral: va en el mismo sitio que el ventilador en los motores de aire forzado, en el costado del motor. Así se ahorra espacio (en el frontal ya no hace falta una calandra para el radiador) y peso: menos tuberías y mucha menor cantidad de líquido en circulación.
Como te decía, el Scoopy es fácil. Empezando por que el suelo plano facilita la operación de subirte o bajarte, un asiento no muy alto y una ergonomía muy bien diseñada, como siempre, también aportan para esa sensación de facilidad y de “moto de toda la vida” que da el Scoopy. Para arrancar, y como con cualquier scooter, necesitas tener cogido el freno.Y como es normal en Honda, no vale con “posar” la mano sobre una de las manetas: tendrás que tirar con fuerza. El motor se pone en marcha con suavidad: de hecho el motor eSP no tiene un motor de arranque “al uso”, si no que es el mismo alternador el que hace esta función. Es rápido y muy silencioso actuando.
Es en ciudad donde el Scoopy convence: es muy ágil, estable y cómodo, las tres premisas básicas de un scooter urbano. Con el nuevo motor es además un poco más rápido acelerando: no es que lo necesitase, pero bienvenido sea. No hay vibraciones ni malos modos y toda la parte ciclo es efectiva, por lo que es hasta divertido llevarlo “un poco pasado”. Las llantas de 16”, con neumáticos de calidad y unas suspensiones bien calculadas lo permiten. El sistema Idle Stop llama la atención al principio: el motor se para cuando llevas tres segundos detenido y nada más tocar el gas se arranca y sale. Funciona muy bien, ahorra combustible y emisiones contaminantes. Y si no te gusta, puedes desconectarlo desde la piña derecha del manillar.
En carretera se queda un poco justo: también corre más en este ambiente que los anteriores Scoopy, pasa de los 100Km/h reales sin problemas, aunque no demasiado. No es de los más rápidos “125” del mercado, pero si que es suficiente para desplazamientos esporádicos. Igual que en la ciudad, destaca su noble comportamiento gracias a su buen chasis, por lo que las curvas o los asfaltos de baja calidad no son un problema con el SH.
Los frenos merecen, al menos, un párrafo aparte: tienes dos versiones del Scoopy: con frenos combinados CBS o con ABS. Muy recomendable la segunda opción, el ABS no es nada intrusivo y sólo entra cuando realmente hay deslizamiento de una de las ruedas. Da confianza a la hora de frenar sobre suelos resbaladizos.
Valoración final
No es barato. Un Scoopy con frenos CBS cuesta 3.299 €, 200 € más si añadimos ABS. Eso sí, ahora mismo hay una promoción por 3.099 €. Aún así, el Scoopy sigue estando siempre entre los scooters más vendidos de Europa. Y eso, es por algo. Es el que inventó esto de los rueda alta. Está a un nivel de terminación y comportamiento no al alcance de todos los rueda alta. Y desde luego, en esta última versión, le faltan pocos detalles para ser casi perfecto, si buscas un vehículo urbano. Ya con posibilidad de meter un casco bajo el asiento, con el motor eSP, uno de los más modernos y tecnológicos del panorama y con los buenos acabados ya típicos de Honda, el Scoopy es una gran opción.
Lo mejor
- Estabilidad y agilidad
- Economía de funcionamiento
- Tecnología e imagen
- Hueco para el casco
Mejoraríamos
- Precio elevado