Quizás si te preguntamos por una Moto Guzzi icónica lo primero que te venga a la mente es la V7 y sus diferentes versiones, y no es para menos. Pero hay otra moto salida de Mandello del Lario que es tan mítica o más a pesar de que es mucho más moderna. Hablamos de la espectacular y tremenda Moto Guzzi MGS-01 Corsa, una auténtica joya de artesanía que se creó para ser presentada en el Intermot de 2002, es decir hace casi 20 años ya. Hablamos de un momento delicado para la marca transalpina, que estaba muy cerca de ser integrada en el Grupo Piaggio, algo que sucedió finalmente en 2005. Entre medias, el proceso siguió en marcha y en 2004 salió al mercado la primera unidad y a finales de 2005 la última, en total 150 piezas de colección.
Estamos ante una moto que contaba con el característico V2 a 90º de Moto Guzzi, concretamente uno que cubicaba 1.256 cc derivado de la Centauro pero que era capaz de entregar 120 CV a la rueda, nada mal para una bicilíndrica de aquellos años. Ya en el propio motor se podía ver el gran trabajo realizado pues se emplearon cilindros con recubrimiento cerámico, pistones Cosworth, se le dotó de seis velocidades frente a las cinco del propulsor original y se le montó una inyección electrónica de Magneti Marelli.
Pero la realidad es que si la moto embelesa con mirarla, es por toda la parte ciclo y estética que era tremendamente deportiva, y contaba con componentes de gran nivel. Predominando el rojo y con una gran toma central de aire se adelantó unos años a lo que luego se convirtió en la tónica habitual, ya que entonces las tomas en las deportivas solían ser laterales. Las suspensiones eran cosa de Öhlins, con barras de 43 mm delante y un monamortiguador trasero detrás, los frenos los firmaba Brembo con dos pinzas radiales de cuatro pistones encargadas de morder sendos discos de 320 mm. Detrás pinza de dos pistones y disco de 220 mm también de la marca italiana. El panel ya era totalmente digital, al más puro estilo MotoGP de la época, pero los detalles iban aun más lejos con llantas de 17 pulgadas de OZ, toda la carrocería en fibra de carbono, escape Termignoni o un basculante de aluminio fabricado a mano. Toda una joya que pesaba 192 kg en seco y costaba en aquella época 24.000 euros.
Pues bien, ahora hay una de esas 150 unidades que vuelve a salir al mercado en Estados Unidos y, a pesar del tiempo pasado, lo hace casi a estreno. Únicamente 5 millas en el marcador y un propietario que la tuvo guardada hasta 2014 cuando se arrancó, se hizo una pequeña prueba y se volvió a guardar hasta hoy. Curiosamente, además de toda la documentación, viene con su caja de embalaje original. Sin duda una oportunidad única de hacerse con una moto que, por si no te habías dado cuenta, estaba pensada únicamente para pista y ese es el único uso que se le puede dar con el de pieza de museo… Si estás interesado en ella puedes conseguirla por la módica cantidad de 55.000 dólares actuales, más de 46.500 euros al cambio. Quien sabe si dentro de otros 20 años volverá a doblar su precio y superará los 90.000.
