La iniciativa de los sijs ha levantado polémica ya que los seguidores de esta religión (la quinta con más fieles en todo el mundo) reclaman poder circular en moto sin casco. La gran comunidad sijista que reside en Olot (Gerona) ha iniciado una batalla legal para presionar al Ayuntamiento y a Tráfico. El principal problema es que todos los miembros cubren su cabeza con una abultada tela que puede llegar a alcanzar los siete metros de longitud, una prenda obligatoria para ellos. La comunidad sij piensa que en España están siendo víctimas de un “agravio comparativo”, ya que hay países como la India, Reino Unido y Canadá donde sí existe esta excepción legal.
Además de un símbolo, el turbante es considerado un elemento sagrado. Según el portavoz del grupo, Gurpinder Singh: «Los sijs que han sido bautizados son los que obligatoriamente tienen que llevarlo porque, además, toman un voto de no cortarse el pelo, así como no fumar ni tomar bebidas alcohólicas. El turbante es un precepto de más de 300 años y un signo de nuestra identidad. Es como un elemento más de nuestro cuerpo. Quitárnoslo en público incluso es peor que desnudarnos. Además, esta recia prenda nos protege incluso más que el casco».
La normativa sólo exime de llevar casco a las personas provistas de un certificado por razones médicas graves validado y firmado por un facultativo colegiado en ejercicio.
¿Religión o seguridad?
