Hay que remontarse hasta 2006 para encontrar la primera guía que la Organización Mundial de Salud junto al Banco Mundial, la Fundación FIA y la Asociación Mundial para la Seguridad Vial, publicaran de forma conjunta la primera edición de Manual de Seguridad Vial para cascos. Lógicamente, el tiempo ha pasado y la situación ha cambiado mucho en muchos ámbitos, y aunque hemos visto incluso a la FIA promover el uso del casco en moto (algo que no les corresponde, pues son los encargados del automovilismo y no del motociclismo), no había habido una nueva edición.
Sin embargo, en todos estos años no sólo las motos han cambiado mucho, también el número de estas que hay en el mundo, especialmente en países de ingresos bajos. Como lleva sucediendo desde hace décadas, la moto es un vehículo privado mucho más económico y accesible para familias con bajos ingresos.
Pero este crecimiento tienen una parte negativa. Los accidentes y con ellos las lesiones y las muertes crecen, y lo hacen especialmente en países con menos recursos económicos. Así, en Kenia, el 42 por ciento de los conductores de moto admitían haber sufrido lesiones en la cabeza mientras que en Vietnam, el 70 por ciento de los hospitalizados como consecuencia de un accidente de moto incluyen lesiones en la cabeza. Pero yendo aún más lejos, en China y Taiwan el 71 por ciento de todas las lesiones en la cabeza generadas por vehículos son sufridas por usuarios de moto.
Afortunadamente, el casco es capaz de reducir el riesgo de muerte en más de seis veces y las lesiones cerebrales en un 74%. Es por eso que desde la OMS, dependiente de Naciones Unidas, abogan por llevar a cabo acciones que fomenten el uso de casco. El uso de un sistema de seguridad que haga más seguro el transporte sobre dos ruedas es, sin lugar a dudas, una necesidad en muchas partes del globo.
Este estudio enfatiza en el hecho de que puede que la escasez de cascos de calidad pero asequibles, la falta de aplicación de la ley y los climas cálidos jueguen en contra de ese aumento de seguridad tan necesario. También hacen mención al hecho de llevar correctamente abrochado el casco y es que de lo contrario su efectividad es muchísimo inferior. Además, a esto hay que sumarle que, como se ve en algunas fotos, muchos de los cascos empleados no son de moto sino de bicicleta o hasta de obra y, por tanto, su aportación a la seguridad del usuario es inexistente.
