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No será inmediato pero el futuro de las motos de combustión pasa por el hidrógeno

Una alternativa sostenible a las eléctricas
El hidrógeno podría ser el enfoque que muchas marcas de motos tomen a la hora de desarrollar sus futuros modelos. Kawasaki parece la más adelantada en este aspecto, con prototipos ya de pruebas. Te contamos cómo funciona en las motos y cuáles son sus necesidades.

La posibilidad del fin de los motores de combustión no es una tontería, es totalmente real. Con los vehículos de emisiones cero en marcha, la presión de la Unión Europea por promover la movilidad sostenible y castigar a todo lo que lleve gasolina es una realidad. Ante la duda de si no podremos disfrutar más de una moto de combustión interna y si habrá alguna solución, sólo encontramos incertidumbre. Pero una solución permanece y no es otra que la energía que dicen ser la salvadora: el hidrógeno

De momento, la UE no va a prohibir vender motos

El plan de descarbonización de Europa tiene fecha concreta: desde 2035. El Parlamento Europeo ya aprobó la prohibición de vender coches y vehículos nuevos desde 2035 que tengan motor diésel o gasolina. Lo único es que no afectará a motos y ciclomotores. Así que, de momento, podremos seguir comprando motos hasta 2035.

Algunas marcas ya están trabajando su propio futuro lejos de la gasolina. Honda, Suzuki, Yamaha pretenden ser neutras en carbono para 2050, mientras que las marcas europeas son más prudentes y no se pronuncian.

El hidrógeno nos quita de la cabeza que la alternativa a los motores de combustión interna esté en la era del dominio eléctrico, cuando hablamos de neutralidad de carbono. 

El hidrógeno en las motos funciona así

El hidrógeno es una fuente de energía abundante y limpia. Con las prohibiciones comentadas han acelerado considerarlo prioritario. Existen dos formas de utilizar el hidrógeno para propulsión. Se pueden utilizar los mismos motores de propulsión, pero adaptados para el hidrógeno en lugar de gasolina, o bien utilizar el gas del hidrógeno en lugar de baterías para generar electricidad que alimenta el motor y lo propulsa.

El hidrógeno como alternativa real a los combustibles fósiles

Las motos de pila de combustible de hidrógeno tienen dos electrodos, con una membrana entre ellos. En lugar de almacenar la energía, esta misma convierte el hidrógeno en electricidad al reaccionar con el oxígeno del aire.

El cátodo, oxígeno, protones y electrones combinados por esta fórmula crea una corriente que propulsa el movimiento; el gas de escape, o agua.

La diferencia es que los motores queman hidrógeno dentro del propulsor de la misma manera que utilizan gasolina, mientras que los de pila generan electricidad a partir del hidrógeno guardado en una pila, algo muy similar a los vehículos eléctricos.

Kawasaki es el único proyecto que va adelante, y es empleando el mismo motor y no una pila. El prototipo de Kawasaki utiliza el mismo propulsor que la Ninja H2, y  tiene unas maletas laterales donde se refugian 10 botellas de hidrógeno que se inyecta directamente a los cilindros.

Reutilizar un motor de combustión interna prácticamente idéntico con las mismas sensaciones y ruido, pero con la ventaja de que el único residuo que expulse sea agua.

El problema de los motores de hidrógeno para las motos

Parece ideal pero hay un problema. Y no es otro que requiere un espacio físico donde almacenarse, y un depósito es insuficiente. Los vehículos de pila utilizan moléculas de gas presurizadas, pero estos a la vez tienen el problema de que tardan en cargar unos cuantos minutos. Igualmente, en su día también lo fue la gasolina

Actualmente los sistemas de electrólisis de hidrógeno cuestan entre 1.000 y 2.000 dólares por KW, y se pretende que se reduzca hasta los 500 kW. Un sistema ideal conseguiría 0,03 kg por KWh. Por cada kilogramo de combustible de hidrógeno puro producido para un coche se necesitan entre 40 y 70 kWh de energía.

El otro problema son las estaciones de carga de hidrógeno, insuficientes e inexistentes prácticamente. En Alemania ya tienen su propia estación de hidrógeno, y han invertido 500 millones para que en 2030 haya 4.000 estaciones de carga. De esta manera, la solución no la veremos pronto.

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