No es la primera vez que hablamos de artistas y motos. Tampoco es la primera vez que hablamos de música y motos, pero sí es la primera vez que hablamos de Manuel Jesús Rodríguez Rodríguez. Puede que así, con ese nombre, este malagueño nacido en el Rincón de la Victoria no te suene mucho, pero si te decimos que su nombre artístico es El Koala entonces la cosa cambia.
El Koala saltó a la fama por su “Opá, yo viazé un corrá”, hace casi 20 años, pero su trayectoria musical es mucho más que ese “pelotazo”. Y es que ya desde joven estuvo integrando diferentes grupos, aunque el primero que nos une directamente con él es “Los Ducati”. Y sí, es que resulta que El Koala no solamente es el mayor y mejor representante del Rock Rústico, es también un apasionado de las motos. De hecho, su apodo previo al de Koala fue Jesús Ducati.

El Koala, pasión por la moto desde antes de «Opá»
En su etapa ya en solitario y ya en su primer éxito, que estaba dentro del álbum “Rock Rústico de lomo ancho” metía algunas frases relacionadas con las motos. Intentando convencer a su padre para poder hacer el corral, se ofrecía a “arrancar la Guzzi”, hablaba de “echar cosas y hasta la motillo” para guardarla y en el propio videoclip salía subido en un ciclomotor.
Así que podemos decir que desde sus comienzos como El Koala seguía mostrando su afición por las motos, que quedó claramente plasmada en su tercer álbum “El latido del campo”. En él encontramos una de las canciones más apasionadas sobre comprar una moto con “Me viá a comprar una Puch”.
Ahora que está celebrando el 20 aniversario de su carrera en solitario, este tema es el que abre los conciertos, tiene un videoclip y aunque la canción tenga ya su tiempo, es toda una obra maestra. Porque es capaz de captar de una manera sencilla y cercana, ese sueño de adolescencia de tener un ciclomotor que todos tuvimos, y los planes que teníamos una vez lo consiguiéramos.
En el videoclip no pueden faltar varias Puch en marcha, mucho humor, buen rollo, ritmo y mucho rock rústico. Seña de identidad inconfundible de El Koala que, en los tiempos que corren de “plástico y pose”, nos acercan un poco más a la realidad sin edulcorar y con buena música.
Y es que, aunque tiene canciones como las mencionadas antes y otras muchas igual de animadas, también ha creado otras con letras más profundas y reivindicativas de la vida en el campo como “Un cabrero desayunando en la ciudad”, grande El Koala.