Actualmente, casi todas las ciudades y los pueblos de España cuentan con medidas disuasorias para combatir el exceso de velocidad en forma de resaltos. La normativa de la DGT es clara, pero entró en vigor en 2010. Aún así, hemos visto como en las dos últimas décadas, las calles se han convertido en una especie de “gymkana” con resaltos que, en muchos casos, suponen más un peligro que una solución.
Esta situación se ha vivido recientemente en Badajoz, concretamente en la Avenida Sinforiano Madroñero, donde se comenzaron a instalar unos cojines de calmado el pasado 31 de diciembre que pretendían asegurar que la velocidad máxima no superase los 50 kilómetros por hora. Desde el mismo momento de la instalación comenzaron las quejas por parte de los usuarios, pues los citados resaltos no podían ser superados a la velocidad indicada. En los días posteriores, un accidente de un motorista, que al intentar superar uno se fue al suelo y se fracturó un tobillo propició que la Fiscalía de Tráfico se dirigiera a la Policía Local solicitando un informe técnico en el que se recogieran las características técnicas de estos cojines de calmado. El atestado indicaba que el elemento vial estaba instalado de manera incorrecta, lo que generó la caída.
Coincidiendo en el tiempo, el Ayuntamiento ha decidido retirarlos, aunque las causas esgrimidas desde el consistorio han sido diferentes. Según declaraciones recogidas por el diario Hoy el concejal de Infraestructuras, Jesús Coslado, ha desvinculado una situación de otra, afirmando que fue el mismo quien se percató del problema, ya que se instalaron unos sistemas pensados para reducir la velocidad a 20 kilómetros hora y no 50: “La empresa ha reconocido el error y se ha decidido eliminar esos cojines berlineses y volver a utilizar el sistema de bandas reductoras, con lo cual lo que se va a instalar ahora son bandas reductoras de 60 centímetros de longitud y 3 centímetros de altura que permiten la circulación a 50 km/h
A todo el mundo le gustaría no cometer errores, pero en la fecha en la que era, con la cantidad de proyectos que había en la ciudad y la cantidad de trabajo que tenían los funcionarios, nadie se percató de que existía ese error”.