Ya sabemos desde principios de 2017, que los responsables del mítico Circuito de Spa-Francorchamps estaban buscando la manera de que las motos volviesen a correr allí. Fue a mediados del año pasado cuando finalmente se aprobó la inversión y, ahora, ya casi metidos en 2021, han arrancado los trabajos de adecuación del trazado.
En total la inversión asciende a 80 millones de euros, y los trabajos se prolongarán durante aproximadamente diez años (mientras hay carreras, no se puede trabajar). Una parte ira destinada a la renovación de las tribunas con colocación de cubiertas, y la instalación de otras nuevas. Además se renovarán y aumentarán las escapatorias en cinco curvas: La Source, Radillpn, Blanchimont, Les Combes y Stavelot.

Esto permitirá que el trazado belga de Spa-Francorchamps reciba una homologación o licencia de tipo B, la cual permite la celebración de pruebas del Campeonato del Mundo de Superbikes o el Mundial de Resistencia EWC. De momento no hay previsión de que obtenga la licencia A, que daría cabida a la posibilidad de un Gran Premio de MotoGP, aunque no se descarta y en un principio de hablaba de 2024.
La primera carrera prevista en este resurgir del trazado está prevista para 2022, con la celebración de las 24 Horas de Spa-Francorchamps. La última vez que hubo una carrera de resistencia fue en 2003. En SBK, Spa estuvo presente entre 1986 y 1992 mientras que el Mundial de Velocidad, no está presente desde 1990.
Ese 1990, Kevin Schwantz consiguió la pole a una velocidad media de 174 km/h., muy cerca por ejemplo de los 186 km/h de media que consiguen las MotoGP en el Red Bull Ring, habida cuenta que hay casi 30 años entre unas cifras y otras.
De hecho, el antiguo trazado de Spa de 14,1 km todavía ostenta el récord de la velocidad media más alta de la historia de los Grandes Premios. Fue Barry Sheene en 1977 quien consiguió dar una vuelta a una media de 220,721 km/h. Peter Hickman, en 2019, consiguió dar una vuelta en el rapidísimo trazado de la Isla de Man a una media de 217,98 km/h.