Publicidad
[the_ad_placement id="adsense-mega-2-mobile"]

La Tragedia de Monza: Saarinen y Pasolini

Fotos: Archivo
El 20 de mayo es el aniversario de la tragedia de Monza. Aquel día de 1973 un terrible accidente múltiple se cobró la vida de Jarno Saarinen y Renzo Pasolini, y dejó heridos a una docena de pilotos. Aquella dramática jornada pasaría a la historia con el sobrenombre de La Tragedia de Monza.

Monza, 20 de mayo de 1973. Son las tres y diecisiete minutos de la tarde y la carrera de 250 del Gran Premio de Italia acaba de comenzar. Unos instantes más y el pelotón completará la primera vuelta. Por la recta asoma el primer piloto. Es Dieter Braun, que llega solo ante la sorpresa del público. Después aparece Mario Lega, y en el sentido contrario de la marcha John Dodds, llorando desconsoladamente, y también Mick Grant, llevando a Chas Mortimer de pasajero. Enseguida llegan las terribles noticias que hablan de un grave accidente, y poco después aparece la mayoría de los pilotos, algunos de ellos heridos, como Víctor Palomo: “¡Horrible, horrible! ¡Saarinen está muerto, y Pasolini también!”.

La tragedia de Monza sigue siendo un acontecimiento trascendental en la historia del Mundial de Velocidad, puesto que acabó con la vida de dos de los mejores pilotos del momento, Jarno Saarinen y Renzo Pasolini, que dejaron una honda huella en la historia del campeonato. Saarinen era la figura emergente del Mundial de Velocidad, el hombre llamado a destronar a Giacomo Agostini como rey indiscutible de la categoría de 500. Renzo Pasolini era el otro gran ídolo de la afición italiana, que tenía el corazón dividido entre Agostini y “Paso”, como popularmente se le conocía.

Saarinen era el hombre llamadoa destronar a Agostini; Pasolini, un fuera de serie que siempre vivió a la sombra de “Ago”.

Los dos llevaban trayectorias convergentes, y desde 1970 coincidieron en las categorías de 250 y 350. Saarinen fue campeón de 250 en 1972 con Yamaha, mientras que a Pasolini, corriendo con Aermacchi y Benelli, se le resistían los títulos. De cara a 1973 el equipo Aermacchi cambia de denominación y pasa a llamarse Harley-Davidson al ser adquirida la marca italiana por la norteamericana, pero la esencia es la misma. Con el buen sabor de boca de 1972, el equipo trabajó a fondo para mejorar el material disponible, tanto en 250 como en 350, y Pasolini, a sus 34 años, se encontraba en el mejor momento de su carrera deportiva.

Las primeras carreras de 1973 se convirtieron en un paseo militar para Saarinen, que a lomos de las nuevas TZ refrigeradas por agua ganó los tres primeros Grandes Premios en 250 y 500, salvo en Alemania, donde se rompió la cadena de su 500 cuando iba primero. En cualquier caso su domino fue indiscutible. Todo lo contrario que Pasolini, cuyos problemas mecánicos le dejaron a cero en Austria y Alemania. En vista de la situación, su equipo decidió estrenar en Italia el nuevo motor refrigerado por agua, una solución un tanto precipitada, pero dadas las circunstancias no había otra alternativa, puesto que el bicilíndrico de aire había llegado al máximo de su evolución.

Monza, la tragedia

Tras unas jornadas de entrenamientos lluviosas, el domingo 20 de mayo amaneció con buen tiempo, con un ambiente ideal para las carreras. El programa incluía nada menos que cinco categorías: 50, 125, 350, 250 y 500, por este orden. En 50, Jan de Vries no tuvo el más mínimo problema para imponer su rapidísima Kreidler a la competencia. En 125, el triunfo fue para un arrollador Kent Andersson, que lograba su cuarta victoria consecutiva a lomos de la también nueva Yamaha TA 125, encaminándose con paso firme hacia su primer título. En 350, la victoria cayó del lado de Agostini, no sin mucha fortuna, puesto que después de una mala salida, Pasolini había remontado a buen ritmo, logrando arrebatar a su gran rival la primera posición, pero a pocas vueltas del final su Harley se gripó y Pasolini tuvo que retirarse. La siguiente prueba era de la 250, dejándose la de 500 para el final, como plato fuerte de la jornada.

Unos instantes después de la salida, en la Curva Grande, también conocida como Curvone, apenas un kilómetro después de la salida, se produce la tragedia. El accidente se inicia en el grupo de cabeza, y Braun, que rodaba en primera posición, es el único que ignora la gravedad de lo sucedido. Al ser la primera vuelta el pelotón iba muy agrupado. El límite de la pista estaba marcado por un guardarraíl protegido por una hilera de balas de paja, y varias motos y pilotos rebotaron contra la barrera regresando al asfalto y provocando nuevos accidentes.

Como era la primera vuelta los depósitos de gasolina estaban llenos a rebosar. Mucho de ese combustible se derramó, y otra parte terminó incendiándose e incendiando las balas de paja, creando una escena apocalíptica. Un total de quince pilotos se vieron involucrados en el accidente, y el balance no pudo ser más trágico: Saarinen y Pasolini murieron en el acto, y seis pilotos más, Walter Villa, Borje Jansson, Hideo Kanaya, Víctor Palomo, Chas Mortimer y Fosco Giansanti resultaron heridos de diferente consideración.

La tradición popular culpa a una mancha de aceite del accidente, pero fue el gripaje en la Harley de Pasolini el desencadenante de todo.

Las noticias sobre lo sucedido fueron muy confusas. A pesar del tiempo transcurrido la idea general que se tiene sobre el accidente es que fue provocado por una mancha de aceite dejada por Walter Villa al romper el motor de su Benelli 350. Algunos testigos aseguraron que había aceite en el Curvone, y muchos aseveraron que seguramente procedía de la moto de Villa, e incluso antes de la carrera de 250 se produjo un serio enfrentamiento entre los comisarios de pista y varios periodistas y fotógrafos a causa del tema, que terminó con la intervención de los Carabinieri. Los diarios italianos ahondaron en la hipótesis de la mancha de aceite, aportando anónimos testimonios de carabineros y testigos del accidente que respaldaban esta versión. La explicación de la organización era diametralmente opuesta, y desde un primer momento el circuito sostuvo que el accidente fue provocado por un fallo mecánico en una de las motos accidentadas.

En las semanas posteriores se siguió utilizando la misma línea de argumentación, radicalizada a partir del mes de julio a causa de un nuevo accidente producido en similares circunstancias durante una carrera del campeonato junior italiano. El 8 de julio, en el mismo punto donde sucediera el accidente mortal de Saarinen y Pasolini, se repitió la tragedia, muriendo tres pilotos: Renato Galtrucco, Carlo Chionio y Renzo Colombini. Monza no volvería a albergar un Gran Premio hasta 1981, pero además perdió las grandes competiciones italianas, porque desde entonces sólo se disputaron en Monza campeonatos menores sobre el trazado junior de 2.405 metros, construyéndose además tres variantes en las zonas más peligrosas para reducir la velocidad.

Investigación judicial

La Procura de la Repubblica di Monza realizó una investigación, cuyo informe pericial fue encargado a un ingeniero, Alessandro Colombo, que se encargó de analizar las motos. El informe no dejaba lugar a dudas: “El pistón derecho [de la Harley] presenta signos de un evidente gripaje con aportación de material en la zona media situada a 45º con respecto al plano de rotación de la biela. La aportación de material ha provocado el bloqueo del segmento en su alojamiento”. Y con respecto al cilindro, el examen de Colombo también era concluyente, porque al mismo tiempo que certificaba que “el gripaje había dejado signos evidentes” en la camisa del cilindro, también constataba la urgencia en la preparación del nuevo motor de agua al definir como “una solución provisional” la adaptación de la refrigeración líquida en un cilindro de aire. El informe también hizo referencia al estado del cilindro izquierdo: “Presenta signos de un anterior gripaje”, decía, pero constataba que el pistón había sido cambiado y estaba en buen estado.

En aquellos años los gripajes en los motores de “dos tiempos” estaban a la orden del día. Los responsables del equipo nunca ocultaron los problemas sufridos con el motor de agua que, tan precipitadamente, emplearon en Monza. Gilberto Milani era el director deportivo de Aermacchi-Harley-Davidson en 1973, y nunca negó el gripaje del motor en la semana previa a la carrera cuando lo probaban en el banco de potencia. Pero siempre se insistió en que se decidió hacer uso de él en el Gran Premio de las Naciones porque estaba más que comprobado su correcto funcionamiento.

La investigación judicial no dio lugar a dudas: la Harley, que ya se había gripado una semana antes en el banco de pruebas, volvió a hacerlo en Monza.

La tragedia de Monza provocó la retirada de Yamaha del Mundial esa temporada. Los ambiciosos planes del fabricante japonés se vinieron abajo con la muerte de Saarinen. Totalmente abatido por la terrible pérdida de Saarinen, Nagaoka-san, Managing Director de Yamaha, anunció el 2 de junio, en un comunicado hecho público en Finlandia, que dejaban el campeonato. Sin embargo, el título iría a parar a manos de un piloto de Yamaha, Dieter Braun, que comenzó la temporada corriendo con una TD3 de aire y la terminó a lomos de una TZ de agua, imponiéndose a Länsivuori. Éste, sobreponiéndose a la desaparición de su amigo, se mantuvo en competición y logró una emotiva victoria en el Gran Premio de Finlandia, que se convirtió en un sentido homenaje hacia Saarinen.

De una u otra forma, lo sucedido aquel 20 de mayo cambió el curso de la historia del Mundial, convirtiéndose en un acontecimiento trascendental en la de vida de los Grandes Premios.

Lo último

Lo más leído