Las últimas Norton de competición (1989-1994) fueron famosas, no sólo por su exclusividad, sino también por sus prestaciones. Compitieron en diferentes campeonatos nacionales de Superbikes empleando una solución técnica diferente a la del resto de fabricantes: el motor rotativo. El zénit se consiguió en la categoría Senior del TT de la Isla de Man en 1992 cuando el escocés Steve Hislop logró una victoria épica con su RCW588 blanca frente a la Yamaha OW01 de Carl Fogarty.
Desde hace 4 años Brian Crighton viene desarrollando una nueva moto con unas especificaciones evolucionadas sobre aquellas Norton. Actualmente inmerso en el departamento I+D de la empresa Rotron ha conseguido la financiación necesaria para fabricar las 100* primeras unidades de carreras de su máquina, a la que seguirá un modelo de calle. El corazón de la nueva bestia es un doble rotor de 700 cc refrigerado por agua que anuncia 200 CV a 11.000 rpm con un par máximo de 149 Nm a 9.500 rpm. Chasis doble viga de aluminio, llantas Dymag de fibra de carbono, suspensiones Bitubo y frenos Brembo/AP Lockheed son otras de sus características.
El motor rotativo (también llamado Wankel) tiene varias ventajas. La más importante es que produce la potencia de forma circular, por lo que ahorras esa conversión de lineal a circular, y con ello hay una mayor eficiencia. Mucho par y bajo peso también son otros de sus puntos fuertes, lo más parecido a un motor 2 tiempos. También tiene inconvenientes: hasta no hace mucho, conseguir el sellado de los rotores contra las paredes de las cámaras era difícil: en un pistón normal, de eso se encargan los segmentos. En un rotor, estos segmentos van montados en las puntas, son rectos y su desgaste es bestial, necesitando de materiales muy especiales para no tener que cambiarlos a cada poco tiempo. Además, el calentamiento es mayor que un motor convencional.
