Prueba MITT 125 ADV 2023: Introducción, posicionamiento y rivales
Desde su introducción en España la gama de MITT no ha hecho sino crecer, pero no solo en número, sino también en calidad percibida. Es el caso de la MITT 125 ADV (11,5 CV, 3.195 €), un scooter de corte aventurero que aterriza en el joven segmento de las crossover de 125, más concurrido a cada mes que pasa.
Hay que tener en cuenta que en el caso del MITT 125 ADV y de sus rivales, el concepto crossover no va mucho más allá de cierto aumento en el recorrido de las suspensiones y algunos detalles de diseño, pues su destino es el asfalto en casi el 100% de su uso.
Así, encontramos entre sus rivales scooters como el Kymco DTX 125 (12,87 CV, 4.799 €) el Aprilia SR GT 125 ABS (15 CV, 4.100 €) el SYM ADX 125 (12,3 CV, 4.299 €) o el Wottan Storm-V (14,5 CV, 3.590 € sin ABS) que recientemente probamos en estas páginas. Como puedes leer, el precio de la MITT 125 ADV es sensiblemente inferior al de sus rivales.
Aunque parezca que su potencia queda tan lejos de las de sus rivales como el precio puede hacer suponer, su ligereza le permite competir con ellos sin complejos. Y con calidad percibida en casi todos sus elementos (ay, la tapa de la guantera).
Prueba MITT 125 ADV 2023: Características, equipamiento y filosofía
Empezando por las frías cifras, 11,5 CV a 8.000 rpm puede parecer poca potencia frente a sus rivales. Pero en esta moto (y en todos los vehículos propulsados del mundo) la relación peso/potencia es muy buena, al pesar sólo 130 kg en seco, lo que mitiga la cifra de potencia.
Aparte de los CV, es un motor moderno refrigerado por agua y alimentado por inyección electrónica Delphi. El chasis es un clásico tubular de acero que no presenta ninguna complicación.
Quizá motor y chasis sean lo más modesto de la propuesta crossover de MITT, pero funcionan muy bien como pareja debido a la ligereza comentada. El consumo homologado es de 2,5 l/100 km que, unido al depósito de 8,5 litros de capacidad, arroja una autonomía teórica de 340 kilómetros que serán en torno a 300 en condiciones de uso normal, una cifra muy buena para un scooter que pretende ser práctico.
El resto de la propuesta de la parte ciclo (frenos y suspensiones) raya a gran altura en su funcionamiento aunque no sean de marca. Ambos trenes equipan un disco de 220 mm con pinza de 2 pistones.
Dispone de frenada combinada CBS que, como la mayoría de las frenadas combinadas, funciona mejor cuando se accionan ambas manetas a la vez, que dicho sea de paso, son regulables. Hay que destacar que, calzando talla XL de guantes, hube de regular ambas manetas en la posición 4 (de 4 posibles), la más pequeña; resulta que el tacto de los frenos mejora respecto a las otras posiciones, requiriendo menos fuerza y aumentando el tacto y sensaciones. Al revés sería un problema.
Así no, porque aun en la posición más próxima de la palanca al puño, nunca llegué a pillarme los dedos con la misma.
Las suspensiones son muy buenas. Sólo los amortiguadores tienen regulación (en precarga), pero ambos trenes están muy bien tarados, al menos para la conducción en solitario. En un principio pensé que la botella separada (y más en color dorado) era un canto a la estética, pero su funcionamiento me ha demostrado lo errado de mi prejuicio.
Las medidas son bastante convencionales, con el asiento a 780 mm del suelo, realmente asequible para casi todas las tallas. Más difícil es subir y bajar al scooter, debido al túnel central, alto y voluminoso hasta el punto de dejar poco espacio para la plataforma de los pies, que tienen poco margen de maniobra para moverse.
El equipamiento es muy completo. A las manetas de freno regulables se añade un freno de estacionamiento muy práctico en rampas de garaje y similares, cuando se necesitan las manos libres en parado para buscar el mando del garaje o similar. El manillar de tubo otorga un aspecto robusto al conjunto.
Dispone de sistema keyless de arranque sin llave. Para arrancar, y con la llave en el bolsillo, se gira un selector circular (que también incluye el bloqueo de la dirección) y se pulsa el botón de arranque.
La iluminación es full-LED, con intermitentes dinámicos. La instrumentación se confía a una pantalla TFT monocroma en negativo (guarismos claros contra fondo oscuro), quizá no muy grande, pero todo un ejemplo en cuanto a legibilidad de la información, incluso en condiciones de mucha luz, eso sí, no dispone de conectividad. Muestra velocidad, cuentarrevoluciones, reloj, nivel de gasolina, testigo de reserva y voltaje.
A la izquierda del escudo hay una guantera con espacio para un móvil o unos guantes. En su interior hay una conexión USB, pero la tapa que lo cierra no tiene llave y el tacto, sobre todo al cerrar, es de dudosa calidad. Un detalle a revisar.
La pantalla es regulable en altura manualmente, pero las dos posiciones posibles se antojan demasiado bajas como para que se pueda notar diferencia entre una y otra. Eso sí, el mecanismo está muy bien ideado y se siente sólido.
El acceso al depósito del combustible es a través de un interruptor que hay junto al selector de arranque. Accionándolo, se abre la tapa que hay en el túnel central.
Dicho interruptor también tiene la función de abrir el hueco bajo el asiento, en el que caben algunos cascos integrales, pero no todos y dependiendo en qué posición. Hay espacio extra para otros enseres, pero no es el punto fuerte de la MITT 125 ADV. Para paliar la ausencia de espacio, se ofrece un baúl trasero como opción.
Los neumáticos CST, en medidas 110/80-14 delante y 130/70-13 detrás, están catalogados como mixtos, si bien su dibujo ofrecerá mejor rendimiento sobre asfalto que por caminos, porque no llega a tener taco.
Prueba MITT 125 ADV 2023: Cómo va
En la primera aproximación, se percibe la ligereza del MITT 125 ADV. Antes incluso de arrancarlo, se muestra muy maniobrable en parado, gracias también al buen ángulo de giro.
Además de pata de cabra, cuenta con caballete que tiene su cara y su cruz: es muy fácil subir la moto al caballete, pero rozará muy pronto en marcha en las curvas a izquierdas, que siempre serán más que las curvas a derechas, sólo por el hecho de que las rotondas se abordan en contra del sentido de las agujas del reloj.
Es la mayor debilidad del 125 ADV, pues no hace falta inclinar mucho para rozar. Es una pena, porque el resto de su comportamiento dinámico, incluyendo las curvas a derechas, es realmente bueno. Frenos y suspensiones funcionan a gran nivel y las geometrías del MITT 125 ADV permiten que la conducción sea fácil y ágil.
La respuesta del motor es realmente brillante en aceleraciones y recuperaciones. Sólo la velocidad punta recuerda que el motor rinde 11,5 CV. En condiciones favorables, es posible ver 108 km/h de marcador como máximo antes de que corte la inyección, pero también es capaz de mantener cruceros de 95/100 km/h, incluso con pasajero.
La percepción de calidad es un asunto de vista y de tacto. La MITT 125 ADV pasa con nota ambos exámenes. El encaje de los plásticos de la carrocería es muy bueno y, salvando la tapa de la guantera izquierda, el tacto de todos sus mandos es muy bueno, incluidas las piñas, a pesar de su aspecto estándar.
Al igual que sus rivales, la vertiente campestre es más un asunto de imagen que otra cosa. El poco espacio para mover los pies en la plataforma (longitudinalmente a la marcha) impide una postura mínimamente segura para rodar de pie, pues los muslos chocan con el manillar.
Sí es posible rodar a ritmos muy moderados por caminos y pistas fáciles, pero siempre será sentado sobre su sillín, cómodo para piloto y pasajero. Este último dispone de unas asideras muy prácticas y estriberas escamoteables. No tendrá quejas al respecto.
