Estuve hace poco en una Jornada sobre Movilidad Sostenible, donde expusieron sus ideas, proyectos y el “estado de la cuestión” personas de varios orígenes: desde representantes de la DGT hasta empresas tecnológicas de servicios, pasando por el gerente de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid. Es decir, personas que saben del tema y sobre todo personas que pueden decidir acerca de todo esto. Estuvieron de acuerdo en que el futuro del tráfico será de los vehículos autónomos (privados o públicos). A mí, eso, me hizo pensar en que llegará un día, ya veremos si será en 2050 o antes, en el que alguien recibirá el último carné de conducir. Sí, el último: a partir de ahí eso será cosa del pasado. Para entonces ya hará años que nos estaremos moviendo conducidos por máquinas. Lo que no tengo tan claro es si habrá máquinas de esas con dos ruedas.
Factor humano
Al hablar de conducción y seguridad vial, está muy claro que el factor humano es importantísimo. La actitud al volante o manillar, la capacidad de reacción, la habilidad para convertir una situación de riesgo en una anécdota y no en un accidente grave. Todo eso, los que vamos en moto lo vivimos día a día, minuto a minuto y kilómetro a kilómetro. Seguramente tú que me lees ahora recuerdes alguna ocasión cuando frenaste o te apartaste a tiempo. O cuando viste a otro motorista, seguramente menos experto o quizás menos atento, no hacerlo y sufrir las consecuencias.
Por eso muchos motoristas se apuntan a cursos de perfeccionamiento, se compran libros de conducción o siguen con interés artículos en internet sobre el tema. Es algo que a mí me gusta, es reconfortante cuando ayudas a otros y tengo un libro y muchos artículos publicados. Es curioso que muy pocos conductores de coche tienen esa inquietud por “mejorar”. Seguramente por eso no hubo grandes protestas cuando se estableció un carné de moto por fases: porque todos sabemos que conviene aprender a montar en moto escalonadamente.
Lo tenemos tan claro que cuando algo sale mal, salvo que de verdad seamos víctimas inocentes, no eludimos nuestra culpa: “me caí”, “me salí”. Pocas veces escucharás al conductor de un coche decir algo así y sí en cambio “se me fue”, “no frenó” o lo que sea. Las motos tienen mucha más vida propia que los coches, y sin embargo escuchando a unos y otros, dirías que es al revés. Y tenemos tan clara nuestra responsabilidad al conducir que no verás muchos motoristas dando positivo en controles de alcohol o drogas, comparado con conductores de coche. Los que vamos en moto somos muy conscientes de la importancia del factor humano.
El futuro ¡cercano!
La importancia de ese factor humano y la evolución de la tecnología va a cambiar mucho cómo se entiende el tráfico en los próximos años (y fíjate que no digo décadas). Los coches autónomos están aquí y, aunque ahora mismo no los veas circular por la calle, es sólo una cuestión de adaptar las normas. Yo creía que quien tiene que hacerlo iba a ir despacio, pero en esa Jornada descubrí lo contrario. Sí: la DGT quiere que los coches autónomos lleguen cuanto antes.
Los coches autónomos serán una realidad en breve, y el siguiente paso será que nadie tenga carné de conducir.
De hecho, la DGT ha cambiado radicalmente su punto de vista acerca del vehículo. Hasta ahora, para la DGT el vehículo era el “enemigo”: era el causante de accidentes y atascos. Pero ya no: ahora la DGT ve al vehículo como “aliado”… sí, un aliado porque va a ayudarles a eliminar el auténtico problema, el factor humano. Los vehículos del presente (sobre todo coches y tráfico pesado) ya ayudan bastante a minimizar los accidentes y sus consecuencias gracias a los avances en seguridad activa y pasiva. Y poco a poco la cosa mejorará, a medida que se vayan ocupando más de la conducción (y las personas menos).
El futuro no sólo nos traerá la conducción autónoma, hay más cosas relacionadas con eso en mayor o menor medida que ya están marcha también. Compartir vehículos (“car sharing”) es algo que está en marcha hace algún tiempo y recibirá más impulsos. Y la gestión inteligente de la ciudad: señalización variable, conectividad máxima entre vehículos y infraestructuras, incluso la navegación colaborativa. Algo de esto lo estamos vislumbrando: cómo Google Maps te guía por zonas sin atascos en tiempo real por ejemplo. Pero como imaginarás, en cuanto aumente la cantidad de sensores, la información recogida y sobre todo la capacidad de procesarla y gestionarla, veremos mucha evolución en todo esto. La ciudad con señalización inteligente está a la vuelta de la esquina.
Conductores ideales
Después de ver todo lo que la tecnología va a traer a la conducción y al tráfico, por parte de empresas punteras que están dedicando muchísimos recursos privados y públicos a todo esto, llega el momento de la reflexión. ¿Qué buscan en el fondo? Realmente y en un primer escalón, buscan conseguir que todos sean conductores ideales o si quieres “optimizados”. En el siguiente paso directamente querrán conductores “perfectos” (máquinas autónomas).
Entonces, como digo, reflexionas, y te das cuenta que eso que buscan ¡ya existe aquí y ahora!. Cuando vamos en moto no necesitamos compartir vehículo porque el que usamos ya ocupa un espacio mínimo (apenas más del que ocuparíamos andando o en bici). Al circular en moto, ya solemos buscar alternativas a calles muy atascadas para librarnos del atasco, gracias a la agilidad de nuestro vehículo y a nuestro conocimiento de la red viaria. Porque los que siempre van por las avenidas y circunvalaciones, no saben qué alternativas existen.
Nos anticipamos a muchas situaciones: si ves que el semáforo siguiente está rojo, sueltas el gas para llegar por inercia y apenas necesitar frenar al llegar. Y cuando ves que el tráfico más adelante se está deteniendo, reduces la velocidad a tiempo porque ves más allá del coche de delante, evitando de esa forma posibles alcances además de mejorar la fluidez global. En general, en moto actúas siempre prediciendo el comportamiento de los demás para mejorar tu seguridad y tu movilidad.
Ideales pero frágiles
En moto podemos estar cerca del ideal, pero somos una parte frágil del tráfico, y eso no interesa. Soy optimista porque cuando haya bastantes coches autónomos, nuestra seguridad también debería mejorar mucho: recuerda que dos de cada tres accidentes entre una moto y otro vehículo lo causa el otro vehículo. Confío que nunca tendremos que escuchar de un coche autónomo eso de “no te he visto”…
Para las motos el futuro puede pintar mejor: un coche autónomo nunca debería decirnos eso de “no te he visto”.
Es difícil predecir si se conseguirán motos de conducción autónoma, porque para la tecnología no parece que haya nada imposible. De hecho lo primero será saber si habrá alguien interesado en ellas: si no van a vender ni una, nadie las fabricará. O si cuando se legisle se dejan de lado, tampoco habrá nadie interesado.
Ahora mismo podrías pensar que mi predicción de ese futuro sería más bien pesimista: un tráfico sin conductores, sí, pero también sin motos. Yo digo que el futuro siempre puede ser mejor aún de lo que imaginamos, con más coches autónomos y mejores “sistemas” (una señal de Stop activa que avise que llega una moto, por ejemplo) las motos serán víctimas de muchos menos accidentes. Las ciudades se optimizarán pensando en peatones, bicicletas y transporte público o compartido, y si las motos no son un problema de siniestralidad las autoridades también contarán con ellas. Y entonces el futuro será mucho más brillante (y seguro) para nosotros, también.