Ha llovido desde aquel octubre de 2004 en que todo cambió. Se hizo esperar, nos costó conseguir que se aprobara, pero al final llegó: los conductores de coche con más de tres años de carné podían a partir de entonces llevar motos de hasta 125 cc directamente. Todo cambió porque, de ser unos dos millones de personas con carné de moto, se pasó a un público potencial de doce millones. Y todo cambió, porque muchos tenían ganas de dejar sus coches en casa y librarse de los atascos yendo en moto: sólo les separaba de eso una autoescuela y un examen… y ya no era necesario.
Todos ganamos
El mercado se reanimó, batió récords de hecho, y las motos pasaron a ser algo “popular”, no algo “sólo de moteros”. Siempre cuento esta anécdota pero creo que muestra la evolución… Cuando nos mudamos a mi actual casa unos años antes de ese 2004, mi chica y yo éramos “los moteros” de la urbanización con nuestras motos. De 50 casas, sólo había un par de vecinos con moto y apenas la usaban. Ahora mismo, he perdido la cuenta pero debe haber una moto (o más de una) cada dos casas.
Con más motos en las calles, el resto de vehículos nos tienen más en cuenta y han cambiado de actitud. No sólo ellos, las administraciones también, antes eso de pedir guardarraíles o señalización segura parecía cosa de cuatro locos, y ahora se hace. Incluso las aseguradoras para quienes éramos casi el enemigo, ahora están encantadas de asegurar motos y hacer ofertas. Llegué a pagar más de ”cien mil” (600 euros) por un seguro a terceros por una moto que ahora paga menos de 200 euros en idénticas condiciones.. ¿hemos salido ganando, verdad?
La mayoría de estos nuevos motoristas buscan en las dos ruedas la solución práctica a su movilidad. Es gente madura en su mayor parte, con la vida estable y con experiencia conduciendo (en coche). De paso, ayudan a mejorar el tráfico: una moto más es un coche menos en el atasco. Y un coche menos, con los demás circulando mejor, son menos emisiones. Todos ganamos, no sólo los que vamos en moto.
Cambio de chip
Pero no todo es de color de rosa. Aunque sean conductores prudentes, su experiencia en coche no les prepara para circular en moto de forma segura. En general, de todos modos, lo han hecho muy bien: las estadísticas muestran un crecimiento enorme de motos en circulación, y sólo incrementos modestos (aunque siempre lamentables) de víctimas de accidentes. Y hasta hace poco, porque el año pasado esa cifra ha bajado por fin.
En los primeros años posteriores a la convalidación B/A1 pude estudiar bastante bien las cifras de siniestralidad. Sin sorpresas, la mayoría de accidentes de conductores “noveles” (en moto, expertos en coche) se debían a comportamientos habituales al volante… pero inseguros al manillar. Circular demasiado cerca del coche de delante, confiar en que el otro respetaría la prioridad de paso, suponer que nos habían visto antes de hacer un giro… qué te voy a contar si tú también vas en moto. Pero a ellos les sorprendía (y sigue) hasta que conseguían cambiar el chip.
Del (muy) numeroso grupo de personas que se pasó a las dos ruedas, bastantes quedaron tan enganchados que han querido algo más que una 125. También ha habido que superar algunas barreras políticas para esto, con varios cambios de normativa para conseguir un carné de moto grande (cada vez más difícil y costoso), pero cuando las ganas de moto se arraigan, se hace lo que sea.
Y aquí les tenemos, con su A2 (o muchos ya A “full”). Son muchos, en España y también en otros países vecinos, tantos que las marcas están sacando motos a su medida: todas esas nuevas 300 (naked, deportivas y ahora también trail, aparte de scooter) por ejemplo. Si aprendieron bien con su 125 este siguiente paso es mucho más fácil y sólo hay que ser consciente de que, como decía un conocido, “la flecha sólo corre lo que el indio quiera”. Ha costado un poco, la DGT nos ha señalado durante unos años porque las cifras de accidentes no bajaban (y había mucha salida de vía), pero como decía antes el año pasado la cosa ha cambiado y lo cierto es que, en general, se percibe mejor actitud y aptitud. Porque depende de las dos cosas.
En compañía
Muy bien, tenemos muchos nuevos motoristas, y bastantes con motos más capaces que una 125. El siguiente paso es contagiar eso a nuestras parejas, parientes, o amistades. Lo que compartamos puede ser nuestra pasión, salir de ruta o de curvas. Y también el descubrimiento de lo práctico que es ir en moto: la cantidad de tiendas que puedes visitar en una tarde de rebajas, por ejemplo.
Un coche menos, con los demás circulando mejor, son menos emisiones. Todos ganamos, no sólo los que vamos en moto.
Pero no todos los acompañantes han pasado por el mismo aprendizaje que hemos pasado nosotros, y que también mejor o peor han pasado nuestros nuevos o no tan nuevos motoristas. Ser un buen pasajero en moto no sólo consiste en ponerse bien el casco (siempre mejor integral que abierto, recuerda) y estarse quieto ahí atrás. Un pasajero puede hacer poco por mejorar la seguridad del vehículo, pero sí puede hacer mucho por empeorarla. Y es responsabilidad del piloto enseñarle cómo colocarse, comportarse, y con qué tener cuidado.
Llevar un bolso colgando en un lado, mal; mejor entre los dos. Llevar un pañuelo o bufanda colgando y cerca de la rueda trasera, peor, y lo he visto bastantes veces (!). Los pies, firmes en las estriberas, no colgando; y mejor con calzado cerrado. Las manos, rodeando la cintura y sujetándola o apoyándose en el depósito, mejor que en las asas; nunca en el móvil por muy pasajero que sea. Y podría seguir, pero ya lo haremos en un artículos dedicado.
En su momento había que preocuparse por los “nuevos motoristas”, ahora hay que cuidar también a estos “nuevos acompañantes de motoristas”.