Allá por 2013 Yamaha presentó como “concepto” dos motos eléctricas, las PES1 y PED2. Aunque parecía que su puesta en producción podría ser inminente, el tiempo ha pasado y la propia marca ha presentado algunos otros prototipos de motos eléctricas, pero poco más. La única convertida en realidad ha sido la E-Vino, versión sin emisiones de su scooter ciudadano y clásico Vino, un modelo de estilo retro y sencillas prestaciones (con 30 km/h de punta y 30 km de autonomía).
Pese a esa realidad, está claro que el futuro cercano de la movilidad sobre dos ruedas contará con muchas más posibilidades para los vehículos eléctricos. Y para preparar ese futuro, Honda y Yamaha ya firmaron hace pocas semanas un acuerdo para impulsar un proyecto de ciudad “electrificada” en la población japonesa de Saitama.
Este proyecto, bautizado E-Kizuna, consistirá en adaptar las infraestructuras de la ciudad a las motos eléctricas. Las marcas introducirán motos (en préstamos o alquiler a usuarios) y las autoridades les darán facilidades de circulación y montarán más postes de recarga. Algunas de las motos tendrán baterías desmontables: esto permite cargarlas en casa, o reemplazarlas por otras cargadas en puntos de “repostaje”.
Esta idea clave, de alquilar o prestar motos eléctricas sencillas y sus baterías, va a ponerse en marcha este mismo mes de septiembre. Habrá que ver qué tal funciona, pero parece que paralelamente Yamaha está ultimando la salida de algunas motos eléctricas nuevas, y no necesariamente sólo de modelos muy urbanos o prácticos sino también modelos con aire deportivo y más atractivas. Motos como la PES1, una naked eléctrica con aire muy deportivo, con un colín “abierto” que por cierto anticipó en su momento el diseño de las actuales R1 y R6. ¿La veremos en versión definitiva en los salones de este otoño?