El GNC (Gas Natural Comprimido) es una opción real, económica y poco contaminante para la automoción. Aunque en España es ahora cuando se está empezando a extender, debemos tener en cuenta que en países del centro de Europa o en Italia estos vehículos se cuentan por miles y son usados desde hace más de una década.
El uso del GNC tiene varios beneficios como son su menor coste por litro, su alto poder calorífico y octanaje que permite motores más eficientes y con mayores prestaciones, unas emisiones mucho más reducidas y la ventaja de que casi cualquier vehículo de gasolina puede ser convertido a esta tecnología añadiendo un depósito, un sistema de inyección y una centralita (a grandes rasgos).
De hecho, convertir un vehículo de gasolina a GNC no llega a costar ni 2.000 euros, pudiendo amortizarse relativamente rápido. Además, el sistema de gasolina no se altera por lo que en caso de necesidad podemos conmutar al modelo tradicional y seguir circulando aunque no tengamos una estación de servicio adecuada en las proximidades.
Así y según hemos podido ver en Motoblog.it, en Italia llevan varios años luchando para conseguir que la normativa permita también motocicletas impulsadas por GNC. Hasta ahora sólo esta permitido que estos vehículos tengan cuatro ruedas, pero la intención es que se pueda trasladar también hasta los scooter.
¿Por qué los scooter? En primer lugar porque con son vehículos pensados para la ciudad. Además, el espacio para la carga bajo el asiento es perfecto para albergar en él el sistema GNC, es decir, los depósitos y aquellos elementos adicionales que se necesiten.
De hecho existe un scooter denominado Honda Activa GNC que instala los depósitos tras el escudo frontal, cambiando el plástico que lo cubre y donde normalmente se ubican las guanteras por otro que permite taparlos tal y como podéis ver a continuación.
Al mismo tiempo, con una conversión a GNC, aquellos vehículos que por normativa no pueden circular por las ciudades por sus emisiones, podrían hacerlo ya que al quemar gas natural, sus emisiones están muy por debajo de las consideradas límite. Incluso el beneficio para el bolsillo del propietario es proporcional pues estamos hablando de que por aproximadamente un euro podríamos recorrer 100 km.
Si bien es cierto que habría que pagar la adaptación, esta no debería ser extremadamente cara (calculamos que unos 700 euros), y rápidamente la empezaríamos a recuperar por la diferencia de precios de combustible (en España, el GNC tiene un precio de 0,885 euros/kg).
Teniendo en cuenta un consumo de gasolina de 4 l/100, nos gastaríamos algo más de 5 euros cada 100 km frente al litro cada 100 de GNC. Ahorraríamos por lo tanto, 4 euros cada 100 km lo que supondría que en 17.500 kilómetros habríamos amortizado la instalación.
Una solución sencilla, viable y real que se podría tener en cuenta.
