La guerra comercial entre Estados Unidos y el resto del mundo, en particular la Unión Europea, podría tener su primera víctima importante cuando apenas ha empezado: Harley Davidson. La mítica marca ha comunicado su intención de trasladar la producción de motos desde suelo americano a otros países para evitar los aranceles extras, que son la reacción a las tasas de importación de acero y aluminio que el gobierno Trump ha impuesto.
Según la compañía americana, en declaraciones a la Securities and Exchange Commission (SEC), el aumento del 6% al 31% de los aranceles sobre las motos Harley-Davidson supondrá un crecimiento del coste medio de sus productos de 2.200 dólares (unos 1.880 euros). Creen que sería un impacto negativo a largo plazo para sus negocios y sus concesionarios, y para no perder competitividad mantendría los precios estables incurriendo en mayores pérdidas. En 2018 estiman que el impacto sería de entre 30 y 45 millones de dólares, y si se mantiene igual los aranceles supondrían unos 100 millones al año.
La solución está clara: fabricar fuera de Estados Unidos para evitar los aranceles extra. Harley ha declarado que ya tiene en marcha un plan para externalizar la fabricación de sus motos destinadas a Europa. Las montarían posiblemente en Asia, pero el plan no estaría en marcha hasta dentro de 9 a 18 meses. Europa es el segundo mercado de Harley tras Estados Unidos, con unos 40.000 clientes en 2017. Estos aranceles han entrado en vigor el pasado 22 de junio y ahora Trump amenaza con imponer su propio arancel (20 por ciento) a los coches y motos europeas en represalia… ¿Conseguirá Harley que Trump rectifique o seguirá esta guerra comercial y dejarán de llevar las bicilíndricas el “Made in USA”?