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Gas Gas busca su supervivencia en un concurso de liquidación

Fotos: Gas Gas
El equipo directivo y los trabajadores de Gas Gas aguardan el inicio del concurso de liquidación con la esperanza de que un inversor se haga cargo de la empresa para reflotarla y poder mantener la actividad productiva. El proceso se iniciará el próximo 29 de julio.

Tras meses de gestiones por parte de los anteriores socios (una sociedad inversora israelí; Ramón Puente, su director general; y la sociedad Ingenia) en un intento de renegociar la deuda de Gas Gas y poder proseguir con la actividad, estos han quedado desvinculados de la empresa y la autoridad judicial ha declarado la apertura del concurso de liquidación, que se pondrá en marcha el próximo 29 de julio. Lejos de suponer el fin de Gas Gas como fabricante, este proceso es una última oportunidad para intentar “garantizar la viabilidad de un proyecto a largo plazo de manera sostenible y sólida”, decía en un comunicado el equipo que actualmente representa a la fábrica y los trabajadores de Gas Gas.

Cuatro directivos del anterior equipo de dirección, en coordinación con el comité de empresa, han afrontado el desafío de llevar Gas Gas hasta este proceso, encargándose de aportar toda la documentación requerida, que fue presentada ayer mismo en el juzgado.

Se abre así un nuevo periodo en el que, bajo la administración concursal de Pricewaterhouse Coopers, se pone a la venta la unidad productiva, es decir, la fábrica con sus instalaciones, puestos de trabajo, bienes muebles e inmuebles, marcas y activos. Todo sale a subasta de forma conjunta, como un único paquete, que se adjudicará la mejor oferta presentada, y que servirá para afrontar las deudas. Para optar al concurso se requiere una serie de exigencias que están depositadas en el juzgado.

El concurso de liquidación es un último intento de conseguir la viabilidad de Gas Gas y que pueda mantenerse la actividad productiva.

Con el dinero obtenido de la adjudicación de la unidad productiva se procederá a pagar las deudas existentes (el mayor acreedor es el Banco de Sabadell, con 14 millones de euros de deuda), y quedará en manos del nuevo propietario el destino de la empresa. El equipo directivo cree que Gas Gas es un proyecto viable y lucha por su supervivencia. No en vano, hay más de cien empleos directos que dependen de la reapertura de la fábrica. De momento no habrá ofertas en firme hasta la apertura del concurso, pero “la sensación es positiva, hay muchos interesados, empresas potentes, también del sector motociclista, fondos de inversión… Sinceramente, estamos sorprendidos del interés generado”, nos comenta Jordi Jordana, que junto a Dani Quintana, Carme Simón y Carles Gallifa, llevaron a cabo diferentes labores de responsabilidad en Gas Gas, y ahora lideran este proceso, en un intento de que la marca no desaparezca y pueda mantener la actividad.

Además del interés comercial que puede despertar Gas Gas, también existe una voluntad política por evitar su desaparición. La Generalitat de Catalunya colabora en que el proceso llegue a buen término en la medida de su capacidad, facilitando apoyo y contactos con posibles inversores que pudieran estar interesados en entrar en el concurso de liquidación.

A pesar del proyecto de viabilidad existente, de prosperar, no será un camino de rosas: Gas Gas tendrá que afrontar una importante reestructuración

No obstante, no será un proceso fácil. Si la compañía se adjudica en el concurso de liquidación, todavía tendrá que afrontar una reestructuración que asegure su viabilidad antes de reanudar su actividad productiva. De hecho, está pendiente de la aprobación de un ERE en su plantilla, que permanece inactiva desde el inicio del proceso, hace ya bastantes meses.

En el mejor de los casos, el concurso se podría adjudicar en septiembre, pero se podría extender con facilidad hasta el mes de octubre, alargando así el proceso hasta prácticamente un año desde que el pasado mes de enero se declaró en pre-concurso de acreedores y paró su producción.

También se puede dar el caso de que no se venda la unidad productiva en su conjunto, y se deba acometer una segunda fase del concurso de liquidación en la que Gas Gas se vendería por lotes, y esto sí que supondría la desaparición definitiva de la marca, dado que no habría opción de mantener en marcha la factoría con todos sus elementos, pero esta es una opción que el equipo directivo no contempla.

Confiamos en que el proyecto del equipo directivo de Gas Gas sea fructífero y que podamos hablar de un punto y seguido en la historia de la marca gerundense, el último gran fabricante de la maltratada industria motociclista española.

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