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En Francia, una recarga ya puede ser tan cara como un repostaje

Muchos operadores franceses están subiendo los precios
La situación tan convulsa que sufrimos en lo que a energía se refiere está haciendo que la movilidad personal sea cada vez más cara. Incluso en Francia, con la electricidad por las nubes, las recargas pueden ser igual de caras o más que repostar carburante.

Por un lado la automoción se va enfocando cada vez más a lo eléctrico. Las administraciones van marcando el camino y los fabricantes no tienen más opción que ir adaptándose. Entre medidas de ambos están los usuarios que normalmente ven con buenos ojos las ventajas de los vehículos eléctricos, pero que a su vez tienen dudas sobre diferentes aspectos.

De entrada, un vehículo eléctrico es más caro que uno de gasolina. Durante la vida útil del mismo, esto se iba compensando y la teoría dice que finalmente termina saliendo más barato. Con lo que no se contaba era con un precio al alza hasta llegar a los precios de electricidad que se están viendo hoy en día, especialmente fuera de España y Portugal.

Uno de los países que se está viendo más afectado es Francia, donde los usuarios están ya protestando por los precios de recarga en los puntos públicos (los puntos privados dependen de cada usuario y su contrato). Concretamente la información nos llega desde París, donde la principal red de carga Belib’, ha cambiado tanto los precios como la manera en la que se calculan, lo que ha propiciado que terminen subiendo.

Los problemas están llegando con los puntos públicos

Ahora, además de la energía consumida se suma el tiempo que tarda en cargarse y aunque en términos generales es difícil cuantificar la subida, los usuarios de la empresa se están quejando. De media, para cargar 40 kilovatios cuesta entre 13 y 40 euros en función del tiempo que se tarde. Este precio varía si se usa un terminal estándar o de carga rápida y si, además, se tiene contratado el servicio con Total Energy. Hay que decir que en Francia estiman que con esa energía se pueden recorrer en torno a los 250 km en coche, aunque obviamente dependerá del vehículo en sí.

Donde es más clara la subida es en la región de Gran Bretaña, donde el operador Ouest Charge va a cambiar su precio de kWh desde los 22 a los 49 céntimos. Esto implica que conseguir la misma energía costará el doble de dinero.

Sin duda es un golpe a la implantación del vehículo eléctrico, más aún cuando toda Europa está empujando por conseguir un transporte más sostenible y con menos emisiones, y la electricidad puede ser uno de los mejores caminos para conseguirlo. En los próximos meses podremos saber si estos cambios afectan a las ventas de manera negativa.

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