Ya comentamos hace un mes que la industria china estaba contra las cuerdas con motivo de la crisis energética que el país asiático está arrastrando. La vuelta a la “normalidad” tras los momentos más críticos de la pandemia no está siendo fácil, y volver a poner un monstruo industrial no es tan sencillo como darle al interruptor de encender. Para que las factorías vuelvan a estar a plena producción se necesita mucho tiempo, un tiempo para el que la sociedad actual no está preparada y que se ha alargado por la crisis de los semiconductores.
Recordemos que la también conocida como “crisis de los microchips”, ha parado o demorado la fabricación de muchos elementos cotidianos y entre ellos están los vehículos. El principal problema hasta la fecha a la hora de ensamblar las motos eran los componentes eléctricos, y las listas de espera en muchos casos han pasado a ser indefinidas en plazo al no tener una previsión exacta del tiempo que pueden tardar. Incluso, en el mundo de los coches, ha habido modelos que están llegando con retrasos cercanos al año y con componentes antiguos que, cuando haya material, se sustituirá. Hablamos de volver a emplear lectores de CD en lugar de los sistemas multimedia actuales.
Pero la situación se va complicando más según avanzan las semanas y es que ya no es que China produzca directamente productos, es que también es la principal proveedora de magnesio para la Unión Europea. De hecho, el país asiático suministra el 95% del magnesio que se consume en Europa. Como apunte, decir que el magnesio no se encuentra en en la naturaleza en estado libre, sino que forma parte de otros compuestos por lo que para conseguirlo de manera utilizable debe pasar por diferentes procesos, aunque el empleado principalmente es la electrolisis de cloruro de magnesio.
En cualquier caso, el problema real es que China prácticamente no ha realizado exportaciones de magnesio a Europa desde septiembre y eso implica que las reservas se están agotando en el viejo continente. El problema llega no sólo por la falta de material sino por el encarecimiento (se ha multiplicado por 7 en lo que va de año), en un metal que se emplea en la industria de la automoción y es que se utiliza en muchos componentes como aleación junto con otros metales.
En las motos es habitual verlo en modelos de alta gama o competición, como son los chasis, subchasis, cárteres, pinzas de freno o incluso llantas, por lo que supone un gran desafío. De hecho ACEA, la principal asociación de constructores de Europa, se está preparando para lo peor y es que espera que la escasez actual pase a ser una rotura de stock completa en las próximas semanas. Esto implicará, además del alza del precio que ya se está viviendo, que parte de la industria se vea obligada a parar con todo lo que ello conlleva. Para intentar evitar este escenario, la asociación ya ha enviado una carta abierta a las autoridades europeas en la que pide que se encuentren soluciones a corto plazo.
