Aproximadamente, se producen 100 millones de toneladas de polietileno al año, que encontramos en botellas, bolsas, envases alimentarios, etc. Buena parte de ella se recicla, pero muchas toneladas acaban contaminando durante mucho tiempo la naturaleza, pues la gran estabilidad de este compuesto hace que no se descomponga hasta pasados miles de años.
Actualmente ya se conocían métodos para convertir el polietileno en combustible, pero para ello era necesario una gran cantidad de energía ya que era necesario aumentar la temperatura del proceso hasta los 400º, tras la cual se conseguía una mezcla de gas, aceite, cera y carbón.
Pero tal y como apuntan en Computerhoy, Zhibin Guan y su equipo de la Universidad de California, trabajó junto a investigadores del Instituto de Química Orgánica de Shangai para desarrollar una técnica que requiriese menos calor y, por lo tanto, fuese más eficaz.
El método consiste en utilizar repetidamente los mismos catalizadores químicos que se utilizan para formar el polietileno, pero en este caso para en una primera fase separar los átomos de hidrógeno de los átomos de carbono, lo cual causa que los átomos de carbono acaben formando nuevos enlaces entre sí.
Cuando los átomos de carbono forman estos enlaces dobles, entra en acción un segundo catalizador que vuelve a introducir los átomos de hidrógeno que se habían separado, y se repite el proceso hasta que pasa a formarse combustible líquido, además de mayor calidad que en anteriores procesos.
Por otro lado y para conseguir realizar esta reacción, sólo es necesario calentar la mezcla hasta los 175º, con el ahorro que ello significa. Por contra, el uso de catalizadores no es barato por lo que siguen investigando con el fin de optimizar el proceso y que necesite menos catalizadores y, al mismo tiempo, sea más rápido.
