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Cargadores, baterías y sistema eléctrico de la moto: todo lo que necesitas saber

Fotos: SMN
¿Te has quedado sin batería? Cuando tu moto no arranca te acuerdas de que necesitas un cargador... Veamos cómo podemos anticipar ese problema, qué averías típicas eléctricas existen. Y qué tipos de cargadores existen para saber cuál es más interesante comprar.

Todos sabemos cómo funciona una moto, o cualquier vehículo con motor de combustión. Mientras el motor está en marcha, su potencia sirve para movernos y también para generar la electricidad que se consume (luces, inyección, etc). Parte de esa electricidad se guarda en la batería. A partir de cierto tiempo en marcha, o kilómetros recorridos, la batería se queda “llena” (cargada al cien por cien). Cuando paramos el motor, el flujo de energía se interrumpe pero la batería conserva su carga: ésa es su función. Al cabo de unos minutos, horas, días, semanas o incluso meses, cuando volvemos a necesitar ese vehículo, la energía retenida por la batería es la que sirve para “iniciar el sistema” de nuevo. Ni lo pensamos: metemos la llave, damos al arranque, y volvemos a estar en marcha. O no.

Cuando el motor no arranca es cuando nos acordamos de la batería… ¿Cuántos años tiene? ¿Había flojeado alguna vez antes en el arranque? ¿Cuánto hace que no le damos una buena carga? Esa “buena carga” puede ser tanto un largo paseo en marcha (mínimo una hora), para que el propio sistema eléctrico de la moto la cargue, o haberle conectado un cargador si no tenemos tiempo o ganas. ¿Qué cargador? Pues eso vamos a ver enseguida: qué cargadores pueden ser interesantes y qué prestaciones necesitas. Repasemos previamente qué podemos hacer antes de encontrarnos en esa situación de “no arranca” que da tanta rabia…

Prevenir: qué podemos medir

En medicina pero también en mecánica, es mejor prevenir que curar. Es bastante sencillo darse cuenta a tiempo si tenemos algún problema en el sistema eléctrico de nuestra moto que pueda desembocar en algo peor, o simplemente en una batería descargada y lo que ello conlleva. Como hemos visto, cuando todo va bien la batería se carga en marcha y luego mantiene esa carga esperando al siguiente arranque.

Lo primero que puede ir mal es que, en marcha, la batería no se esté cargando bien. Es la avería más frecuente: la batería no se queda sin carga porque sí, sino que no se estaba cargando en marcha, y cuando paramos… ya no tiene suficiente carga para arrancar de nuevo. Puede ser que el alternador de la moto esté mal (bobinas quemadas) o, mucho más frecuente, que el circuito “regulador” que adapta esa corriente para la batería se haya estropeado. Si cambiamos la batería (o la cargamos) y seguimos igual, volverá a ocurrir.

¿Cómo se comprueba? Fácil: montas una batería en buen estado, arrancas y mides algo por encima del ralentí con un voltímetro en sus polos. Si marca menos de 13 Voltios, el alternador pinta mal. Si marca más de 14,5 Voltios, es el regulador el sospechoso (y lo más habitual). Cuando el sistema está bien, la batería debe darnos entre 13 y 14 Voltios, ya que aunque coloquialmente las llamamos “baterías de 12 V” en realidad cuando están cargadas su tensión es de unos 12,8 V, y para cargarse necesitan algo más que eso.

Batería vieja

Es posible que el sistema de carga esté bien. En ese caso, una de dos, o hay alguna fuga en el circuito (que descarga la batería estando todo apagado). O puede ser que la batería ha envejecido y ya no es capaz de retener suficiente carga, ni entregar suficiente corriente en el arranque: toca cambiarla. Hablando de eso, recuerda que las baterías no son perfectas ni eternas: con el tiempo pierden capacidad, y cada vez que por algún motivo (despiste con las luces o avería) se descargan, aunque las carguemos con el mejor cargador del mundo habrán perdido parte de su capacidad. Podemos tener una idea de su estado midiendo el voltaje en vacío (sin dar al contacto): 12’8 Voltios indica plena carga y buena salud; entre 12’5 y 12’2 indica en torno al 50 por ciento (conviene cargarla y vigilarla); por debajo de 12’2 la batería necesita carga o reemplazo.

Lo de las “fugas” no afecta sólo a motos viejas con conectores sucios o instalación mal mantenida. En las motos modernas, cargadas de electrónica, la batería alimenta varios circuitos incluso con el contacto quitado, y aunque consumen poco, si la moto no se va a usar a largo plazo (semanas o meses) se quedará seca. Conviene, una de dos, o desconectar la batería físicamente, o dejarla con un cargador puesto si es posible (garaje propio). Si tienes alarma, con más motivo (aún desactivada suele consumir algo).

Además del voltaje en vacío, que indica el estado de carga, la clave de la salud esta en cuánta corriente puede entregar la batería. El arranque del motor es un momento crítico, en el que se exige mucha corriente a la batería, y aunque esté cargada, si está vieja (mucha resistencia interna), no podrá con ello. Por eso conviene fijarse cada día al arrancar por la mañana, con la moto fría y mínima temperatura ambiente: si en ese momento nos parece que no lo hace “con alegría”, es cuando hay que mirar si todo está ok y pensar en darle una carga durante la noche. O saber que, pronto, tocará cambiarla…

Las baterías de plomo son más pesadas

Por cierto, un consejo gratis. Antes de dar al contacto asegúrate que las luces están apagadas (si tienes interruptor) y cuando des al contacto arranca inmediatamente (tras el chequeo habitual). Hay quien da al contacto, pone las luces, se pone casco y guantes, y después arranca: perfecto para que la batería dure poquito tiempo.

Cargadores

Además de los 12 Voltios, y la referencia del tamaño/forma, te habrás fijado que las baterías tienen otro dato: la capacidad, en Amperios-hora (Ah). Es muy fácil de entenderlo pues es la cantidad de corriente que la batería daría durante una hora. Así, una de 7 Ah daría siete amperios durante una hora (es lo que consume una bombilla de 7 × 12 = 84 Watios). Y para cargarla, lo mismo: podrías cargarla dándole una corriente de 7A durante una hora. ¿Fácil verdad?

En realidad la química de las baterías no rinde al cien por cien (lo que se calientan se pierde) y hay que darlas algo más de carga. Además, el proceso químico de carga es tan rápido como el de descarga: por eso se suelen cargar unas diez veces más despacio. Una batería de 7Ah por ejemplo de suele cargar durante 12 horas con una corriente de 0’7A (700 mA). Esto es lo que hace un cargador tradicional, de corriente fija, el más sencillo posible. Es la carga “de toda la vida”: la pones una noche dándole la décima parte de su capacidad, y ya.

Pero en el mercado existen cargadores más inteligentes, más evolucionados. ¿Merecen la pena? Primero vamos a entender cómo funcionan: estos no cargan “a piñón fijo” sino que adaptan la corriente y el voltaje al estado de la batería. Por eso también se les llama “de varias fases” o estados. Así, empiezan cargando con corriente fija y la batería va aumentando su voltaje (y estado de carga); cuando la batería alcanza cierto nivel, el cargador ya no la aumenta y la corriente empieza a descender. Esto castiga menos a la batería (más vida a largo plazo) y puede conseguir mejor carga final (mejor “llenado”).

Un cargador de baterías aumenta su vida

Pero hay más. Una vez cargada, el cargador inteligente deja de darle corriente y pasa al estado de mantenimiento: si la batería baja de voltaje, le dará una pequeña carga para mantenerla (ideal para hibernar). Ésa por cierto es la forma de mantener una batería que no se usa a largo plazo: evita los pequeños “mantenedores” de batería que dan una pequeña corriente constante porque no son buenos para la química (sí lo es detectar cuándo baja y dar una pequeña carga puntual).

Cuando la batería está muy descargada, los cargadores inteligentes también tienen su ventaja: uno normal le daría toda la corriente de golpe en un momento en que la batería es frágil y puede perjudicarla. Los “inteligentes” detectan ese estado (descarga profunda) y empiezan dando pequeños pulsos para revivirla, en una o más fases hasta que la batería alcanza un nivel correcto y puede aceptar una carga normal. Esto puede alargar su vida.

Como ves, un cargador de este tipo (que lógicamente será algo más caro que uno tradicional) tiene bastantes ventajas. Dada la capacidad media de una batería de moto (en torno a 10Ah) y la de un coche (unos 60 Ah) lo ideal es comprar uno que pueda cargar ambas ágilmente. Decimos “ágilmente” porque, como hemos visto, la carga es cuestión de corriente y horas: un cargador de 1 A de corriente que carga del todo la batería de una moto en una noche (12h serían unos 10Ah cargados), también podrá cargar la de un coche pero tardará seis veces más (más de 60 horas)… poco práctico. Salvo que lo usemos para cargas de relleno, no totales, como método de mantenimiento si no lo usamos o por prevención, entonces sí valdría.

Nuestro consejo es elegir un cargador inteligente y, mejor, que admita dos corrientes de partida: en torno a 0’8 hasta 1 Amperio en “modo moto”, y en torno a 3 o 4 A en “modo coche”. Esa corriente podrá venir bien también para cargar más rápido (pocas horas) una batería de moto, por ejemplo. Es una inversión para mucho tiempo, como una buena herramienta.

Baterías de Litio

Desde hace más de un siglo se usa el mismo tipo de batería en coches y motos: la que aprovecha la reacción entre el plomo y el ácido sulfúrico. Es fácil, bastante barata y todo el mundo la conoce. Hay muchas variantes: el ácido puede estar disuelto y al aire (evapora algo y necesita revisar niveles), puede estar cerrado (SLA o VRLA “sin mantenimiento), puede estar en forma de gel, o puede estar empapando unas telas de fibra de vidrio (AGM); y el plomo puede usar calcio para mejorar su estabilidad. Esos son los más comunes… ¡hay más! Pero todas tienen ácido y plomo, y funcionan a prácticamente los mismos voltajes, con lo que se pueden intercambiar y usar los mismos cargadores.

Pero desde hace unos años ha llegado una nueva química, que en lugar de Plomo usa Litio. Es un metal mucho más ligero y reactivo: estas baterías pesan mucho menos y son mucho más potentes… o pueden ser más pequeñas para igual capacidad, con lo que aún pesan menos. La variante que se usa para reemplazar las baterías de plomo es la LiFe (símbolos de Litio y Hierro) porque trabaja en los mismos voltajes, de forma que no hay que adaptar ni cambiar nada en la instalación. Quitas la batería de Plomo, montas la de Litio, y ya está.

Además de ser mucho más ligeras y compactas las baterías de Litio tienen otra ventaja: muy baja autodescarga. Aún desconectada, una batería de plomo pierde de un 5 a un 10 por ciento de su carga al mes. Las de Litio pierden diez veces menos, y como son más potentes, es mucho más difícil encontrarse en la situación de que la moto no arranca tras mucho tiempo de inactividad. O sea, son mejores en todo, pero como ya imaginas (o sabrás) cuestan más…

Las baterías de litio son mucho más ligeras

¿Qué pasa con los cargadores? Pues en realidad, no cambia nada. Al tener voltajes compatibles, puedes cargar una batería de Litio con un cargador inteligente normal. Si no fuera así, tampoco podrías montarlas sin más en la moto (o coche). Ojo, si el cargador no es “inteligente” podríamos perjudicar la batería si no lo desconectamos al final de la carga o si lo dejamos puesto mucho tiempo por descuido. De todas formas la química usada (LiFe) no es tan agresiva como otras de Litio, con las que la cosa podría acabar en incendio. Los cargadores inteligentes con modo específico para Litio se aseguran de detectar bien el final de carga, y también evitan demasiada corriente inicial si la batería está demasiado baja de carga (algo que la mayoría para Plomo también hace). Por eso, el cargador que recomendábamos genéricamente más arriba, también te servirá si un día decides “pasarte al Litio”.

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