Mientras que en gran parte de Europa se está incentivando la implantación de los puntos de carga personales como la mejor solución para la movilidad eléctrica, en otras partes del mundo esto no es así y se es consciente de las limitaciones que supondría para muchas personas el tener que recurrir a este sistema.
Ya sabemos que no es igual pero la idea sería como si para poder usar nuestro coche, dependiéramos de poder echarle gasolina en nuestro garaje. El problema en este caso está en que no todo el mundo tiene un lugar con un punto de carga. Es más, en Reino Unido, ya pusieron en marcha un primer plan por el cual las nuevas viviendas y las reformas importantes debían incluir por ley este cargador.
Y sin salir del Reino Unido vemos que su política en lo que a vehículos eléctricos avanza a grandes pasos, quizás más que en el resto de Europa. No hay que perder de vista la presión que pueden ejercer las grandes compañías de la automoción europea que, básicamente, se centran principalmente en Francia y Alemania. Mientras, la industria de la motocicleta sigue ligada inexorablemente a las decisiones que se tomen para los coches.

El caso es que mientras la Unión Europea por unos motivos u otro sigue dando pasos tímidos, en el Reino Unido acaban de anunciar un plan de acción de 1.600 millones de libras o lo que es lo mismo algo más de 1.900 millones de euros con el objetivo de que aquí al 2030 haya 300.000 cargadores públicos operativos.
Pero el plan va más lejos del simple anuncio de un montante final, puesto que marca el objetivo de electrificar el país para no depender del petróleo, es decir un plan estratégico en toda regla. De hecho, tener operativos 300.000 cargadores implicaría multiplicar por cinco los surtidores disponibles.
Además, este plan busca ayudar específicamente a todos aquellos que no tienen la posibilidad de contar con un punto de carga privado, a la vez que fomentará los puntos de carga rápido para favorecer los grandes desplazamientos. Precisamente en ese sentido serán 950 millones los destinados para que se desplieguen al menos 6.000 puntos de carga súper rápidos en las autopistas de Inglaterra en 2035.
A esos hay que sumarles los 15.000 puntos de carga rápida (no súper rápida) adicionales, lo que cuadruplicaría la oferta actual, y además ofrecer 100.000 puntos de carga normal en la calle. Estas últimas cifras son todavía más ambiciosas y es que el plan es que estén operativas para 2025, es decir sólo tres años.

Por si todo el plan fuera poco, el gobierno va a exigir a los operadores que proporcionen datos en tiempo real sobre los puntos de carga, para que el usuario puede saber tanto la disponibilidad como el precio de la recarga antes de decidir. Y no sólo eso sino que uno de los problemas actuales que se puede encontrar y son las estaciones de carga inoperativas serán perseguidas, porque se requerirá una tasa de confiabilidad del 99% con la intención de que no surjan imprevistos.
En resumen, un plan ambicioso pero con cifras y plazos que irá acompañado de una renovación a fondo de la movilidad en Reino Unido en un plazo máximo de menos de siete años.