Publicidad
[the_ad_placement id="adsense-mega-2-mobile"]

Colani Egli MRD-1: obsesión por la aerodinámica y la velocidad

Fotos: SMN
La Colani Egli MRD-1 es, posiblemente, una de las motos más raras que se hayan construido. Todo en ella fue desarrollado para ser la motocicleta más rápida y aun hoy en día ostenta el récord de máxima velocidad desde parado. La historia de esta moto es casi tan fantástica como su diseño.

La Colani Egli MRD-1 tiene el honor de haber hecho colaborar a dos genios. Por un lado al suizo Fritz Egli y por otro al escultor/diseñador Luigi Colani. El primero puede que os suene porque tras el cierre de la marca Vincent, fue capaz de crear motocicletas de mucho éxito utilizando para ello el motor británico junto a mejoras y una parte de ciclo desarrolladas por él mismo.

En los años 70, empezó mejorando la potencia de los motores desde los 55 CV a más de 70 CV para, posteriormente ir haciendo que poco a poco incrementase la cilindrada y acabasen con unos monstruosos 1.332 cc. No nos extraña que cosechara muchos éxitos en carreras en subida tipo hill climb porque lo que se dice corta de potencia, seguro que no iba.

Pero quizás la obra maestra de Fritz sea la Colani Egli MRD-1, para cuyo desarrollo se asoció con otro genio como Luigi Colani. El italiano era escultor, pero también diseñador de automóviles. Su estilo casi único en el que las curvas fluían de manera orgánica fue capaz de encandilar a la gente en los años 70 y 80.

Colani Egli MRD-1

Aunque el proyecto nació en 1979, el culmen no llegó hasta 1986 cuando la versión definitiva fue capaz de arrebatarle el récord de velocidad en la distancia de 10 km y con salida parada nada menos que a la Honda-Elf pilotada por Ron Haslam. Este récord es curioso ya que se mide el tiempo que tarda en completar la distancia para hallar la velocidad media pero con el hándicap de partir desde parado, con lo que es tan importante la aceleración como la velocidad punta y con ello, el difícil equilibrio entre las diferentes relaciones de cambio

Como podéis ver en la foto el trabajo aerodinámico fue increíble, llegando al extremo de dotar a Urs Wenger (empleado de Egli) de una aditamento en su espalda que encajaba a la perfección con el resto de la Colani Egli MRD-1 con el fin de minimizar al máximo el coeficiente de arrastre.

A nivel mecánico Egli construyó un monstruo de proporciones bíblicas. Partiendo del motor de una Kawasaki Z900, aumentó su cilindrada mediante pistones de 83 mm forjados de la marca Wiseco, con lo que el motor finalmente cubicaba 1.428 cc (83 × 66 mm). Las válvulas procedían de un BMW 323i con muelles Moriwaki y árboles de levas Andrews.

Colani Egli MRD-1

Por supuesto, al motor se le dotó de un turbo que operaban con los carburadores Mikuni de 34 mm de tiro directo. El combustible era una mezcla de Nitrometanol e incluso contaba con inyección secundaria de agua. Encendido electrónico y un masivo embrague completaban la parte mecánica.

Todo ello estaba integrado en un chasis adaptado por el propio Egli y alargado hasta los 1.780 mm de distancia entre ejes. Horquilla de 38 mm, amortiguador Bilston y llantas de 18” Campagnolo además de discos de freno de 280 mm con pinzas de cuatro pistones flotantes y sin freno trasero.

El resultado fue una potencia de 320 CV, suficientes para superar el anterior récord de la Honda-Elf pero por un escaso margen de 7 km/h ya que consiguió una media de 272,41 km/h frente a los 265,4 km/h conseguidos por Haslam. La velocidad punta era de 320 km/h… ¡en 1986!

Este récord no ha sido todavía superado hoy en día. Como curiosidad, la Colani Egli MRD-1 estaba homologada para circular por carretera y hasta finales de los años 90, tenía el honor de ser la moto legal más rápida del mundo.

Lo último

Lo más leído