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Prueba Suzuki V-Strom 1000 XT 2019: cómoda versatilidad

Fotos: Javier Ortega
La Suzuki V-Strom 1000 es... ¿Sabéis aquellas motos en las que no destaca nada en particular, esas motos que sacan un notable en casi todos sus aspectos, sin despuntar por arriba ni desmerecer por abajo? Pues sí, la Suzuki V-Strom 1000 es una de ellas.

Con esta V-Strom 1000 XT, Suzuki quiso extender hasta la cilindrada del litro el éxito obtenido por la magia de su fórmula en los 650 cc; y aunque no haya logrado hasta el momento un impacto semejante en el mercado al conseguido por su hermana pequeña, esta V-Strom “grande” se presenta en el segmento de las maxitrail asfálticas, o motos SUV, si se prefiere, como una de las opciones más polivalentes y menos comprometida con ninguna función en particular de todas las que ofrece.

La V-Strom 1000 XT es una excelente moto de viaje, desde luego, lo mismo en solitario que acompañado; pero también resulta una estimable compañera en los trayectos cotidianos, al igual que una trail sin duda divertida cuando la conducimos por una carretera de montaña. Así mismo se va afianzando a lo largo del tiempo como una moto fiable y duradera, que puede catalizar nuestra pasión por las dos ruedas durante tantos años, como decía aquél, hasta terminar aburrido de ella.

Una posición XL

Prácticamente antes de sentarnos, ya percibimos la espaciosa posición que ofrece esta Suzuki. Y, efectivamente, al subirnos, la moto se siente larga y estrecha; lo que nos va a permitir una notable libertad de movimientos para la conducción deportiva, serpenteando a lo largo de un acantilado, por ejemplo, o para transitar también por una sencilla pista de tierra; igualmente cuando queramos ajustar nuestra postura más cómoda, por especial que resulte, para hacer frente al tedio de la autovía durante una larga tirada.

El manillar queda adelantado sobre el tronco, evitándonos llevar los brazos replegados, como ocurre en otros modelos del segmento. Y las estriberas colocan los pies en una altura que deja las piernas sobre un ángulo ligeramente variable con la postura que busquemos, pero que resulta cómoda en cualquiera de los casos. Hablamos de una trail, evidentemente, sin embargo los 850 mm a los que se eleva el asiento, permiten alcanzar tierra firme con los pies un poco mejor que en otras maxitrail, gracias a la estrechez, particularmente de su parte central.

En cuanto al asiento, se percibe con un mullido duro, que contrasta en marcha con la sutil suavidad y la exquisita comodidad que ofrece esta moto. Sin embargo, cuando practiquemos una conducción particularmente animada, agradeceremos sentir un punto de rigidez en contacto con la moto para percibir con mayor nitidez los mensajes que, sobre sus reacciones y su comportamiento dinámico, nos transmite esta V-Strom 1000 XT en marcha.

Frenada potente y dosificable en la Suzuki V Strom 1000.

Una propulsión bien medida

El bicilíndrico en uve, con 100 CV justos de rendimiento, se siente en buena medida, como una réplica a escala de su hermano menor, el exitoso 650. Es decir, todo es progresión y de nuevo suavidad, en una entrega, eso sí, evidentemente más llena desde abajo. Para darnos una idea más clara, cabe señalar que el comportamiento noble y predecible de este motor lo hace apto para manos con poca experiencia en motos grandes, sin dejar de ser ni de sentirse con el poder y la plenitud de una verdadera mil.

Además de ello, el control de tracción supervisa esa entrega, ya de por sí dosificable, aplicando dos niveles de intervención, al que se añade un tercero de desconexión completa. Con el DTC ajustado en el grado superior, se deja sentir su mano electrónica con un particular “paternalismo”, por así llamarlo, mientras que en el inferior lo hace de una forma tan discreta que a veces no se percibe, salvo por el parpadeo en el cuadro de su testigo luminoso. Es algo que nos llamó la atención al transitar por superficies particularmente delicadas, como por ejemplo esa pátina jabonosa que deposita la niebla sobre el asfalto.

El consumo contenido, más aun por la marcha natural que lleva en la franja más baja del cuentarrevoluciones, estiran la autonomía de los 20 litros que caben en su estrecho depósito, hasta hacerla más que apreciable en trayectos a velocidad constante por autovías y carreteras rectas.

El apartado de las vibraciones se ha cuidado con esmero, de tal manera que armoniza en el largo viaje con la confortable sensación que crea esta V-Strom en su conjunto, sin trasmitir más que el pálpito de una «moto viva», como lo describimos en otras ocasiones, y sin crear una sola incomodidad, ni el más mínimo hormigueo en manos, ni tampoco en nuestros pies, aislados de esta particular molestia por la generosa goma que cubre las estriberas.

Una posición XL en La Suzuki V Strom 1000.

Una esbelta soltura

Efectivamente, esbelta es la figura de esta V-Strom grande, particularmente, si la contemplamos desde arriba; y esa esbeltez le otorga una particular agilidad sobre la carretera que no nos haría presagiar su tamaño, ni en concreto su longitud (2.285 mm).

La verdad es que esta trail ligera (228 kg) cambia de dirección y entra a por el viraje con suma facilidad, a pesar del efecto giroscópico que ya habrá tenido en cuenta el lector para la rueda de 19” que monta la versión XT, cedida por Suzuki para esta prueba.

Por otro lado, el aplomo en las curvas más rápidas transmite toda la confianza, con una segura sensación de apoyo, a pesar del confortable tarado, y por tanto blando en general, con el que se comprimen unas suspensiones que, en cualquier caso, no pierden la compostura al paso rápido e inclinado por alguna depresión del firme. Una solidez en el apoyo, que también sorprende por la extraña medida que calza su rueda trasera, con sólo 150 mm de ancho y un buen perfil de alto, que por otro lado, no representa ningún problema para encontrar surtido de neumáticos, entre otros, con el nuevo Bridgestone Battlax T31, con el que rodamos en nuestra unidad de prensa.

En cuanto a la frenada con sus pinzas Nissin de simple pistón, guarda la misma progresión, el mismo poder que, por ejemplo, transmiten los 100 CV del motor. El mordiente de las pastillas sobre los discos flotantes 260 se siente contundente hasta lo que sea necesario, mientras que, por otro lado, ajusta la retención al milímetro, con la finura que requiere una suave parada y que convierte, nuevamente, a esta V-Strom 1000 XT en una buena elección para manos poco expertas en motos de mil.

El excelente aplomo de La Suzuki V Strom 1000.

A Dúo

La generosidad del espacio que ofrece en general esta trail para todo alcanza de lleno a la plaza del pasajero, que cuenta con una llamativa amplitud en su asiento, lo mismo que el tamaño de las asas, que se extienden flanqueando los costados de sus posaderas.

Esta confortable plaza para quien nos acompaña, junto con la comodidad global que ofrece en marcha, hace de la V-Strom 1000 una de las mejores opciones que ofrece el mercado en general para viajar a dúo, resultando sobresaliente dentro del segmento maxitrail.

Ni que decir tiene que el espacio abierto sobre el cuerpo de la moto, en el que se puede acoplar un conjunto de maletas, permite albergar las más grandes del segmento, con lo que el viaje emparejado queda perfectamente complementado. De hecho, Suzuki ofrece una versión Adventure (13.600 €), con barras protectoras, escape Yoshimura y además un kit de tres maletas, con las laterales abriendo una llamativa capacidad en su seno.

Sí es cierto, tocando este punto, que se echa de menos un caballete central para hacer una carga segura y lo más equilibrada posible del equipaje.

Sistema abatible de la pantalla en La Suzuki V Strom 1000.

En autopista

El tedio de la gran vía queda paliada en buena medida con esa comodidad en marcha que ya hemos resaltado. Además de ello, y, como buena maxitrail, ofreciendo la apreciable protección de un semicarenado, con ese extremo en punta, como la proa de una nave intercontinental, que remata el frontal para recordarnos al pico de cigüeña que caracterizaba la legendaria DR 750 Big. Un semicarenado que nos cubre hasta las rodillas, con una pantalla regulable por medio de un particular sistema que desplaza el plástico hacia adelante y hacia atrás.

Para las manos, Suzuki ha montado unos protectores con una extensión que se sale un tanto de la norma, contemplando por primera vez su eficacia contra el viento y la lluvia por encima del tributo a la estética que rinden otros modelos, algunos casi a cualquier precio.

Al margen del asfalto

Ciertamente, la V-Strom 1000 es una trail meramente asfáltica, y su planteamiento salta a la vista del lector solo con repasar las fotos que acompañan esta prueba. Sí es verdad, por otro lado, que la posición de conducción erguida se siente sobre ella de una forma muy natural, incluso con 1.91 m de estatura, como el que firma esta prueba, y es verdad, también, que la forma envolvente con la que el protector del cárter se acopla en los bajos del motor, y en la parte inferior del colector delantero, pueden hacer pensar en una moto más campera; igual que ocurre con las llantas de radios montadas en la versión XT de nuestra prueba.

Sin embargo el material plástico y la consistencia de ese protector nos declaran al tacto una resistencia para hacer frente tan solo a los impactos de gravas y guijarros proyectados por la rueda delantera, y no a los encontronazos con escalones, piedras incrustadas y otros que encontramos en cualquier trocha o sendero, a poco intrincado que resulte.

Información contenida y completa en el cuadro de La Suzuki V Strom 1000.

Las suspensiones, por su parte, hace un trabajo excelente sobre la tierra, lo mismo que sobre el asfalto mojado o en mal estado, con ese reglaje más bien blando que ya hemos subrayado. De esa manera su comportamiento hace juego con la naturalidad que se siente esta V-Strom 1000 al conducirla sobre la tierra bien pisada.

Pero no podemos animarnos demasiado a adentrarnos por sendas con la mínima complicación, mucho menos abruptas, a pesar de la excelente sensación de dominio que nos transmite puestos en pie, ya que la escasa altura que deja libre con el suelo nos limitará nuestros alegrías al paso sobre raíces, regueros y rocas empotradas en el terreno. Es, en cierta medida, el precio que se paga en el campo por ese excelente aplomo que transmite la V-Strom 1000 al ejecutar con decisión los cambios de dirección de una curva rápida a otra más rápida todavía.

Por tanto, caminos y pistas con escasas irregularidades sí, incluso permitiéndonos ir a una buena marcha, anticipándonos suficientemente a cada cambio sobre la tierra, pero no debemos ir más allá de ello, ni siquiera planteándonos un verdadero recorrido trail.

Perfil izquierdo de La Suzuki V Strom 1000.

Valoración Final

La Suzuki V-Strom 1000 XT es una maxitrail sencilla, cómoda y homogénea, ideal para el largo viaje, por ejemplo, hasta el Cabo Norte, ese obligado destino que parece fijarse para todo europeo, y también para el que no lo es. Una trail asfáltica de 13.299 € (12.699 € la versión estándar) que no sobresale en ningún aspecto en particular, sacando un notable en todos ellos. Una moto que te acompaña con soltura en tus trayectos diarios y repetidos hasta grabarlos al centímetro en la memoria, permitiéndote al mismo tiempo el paso con algo más que dignidad por ese camino de tierra que te lleva hasta la casa de una finca, o por la pista sin complicaciones que tiene como meta esa ermita románica desde la que poder contemplar un recóndito paisaje.

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