Estamos acostumbrados a oir que todo en esta vida tiene su momento y a tenor de lo visto, ahora toca que cuelgues el mono. No es nada traumático, todas la temporadas, cuando llega el final de la misma, son muchos los pilotos que por unas u otras razones ponen fin a su carrera deportiva. El ciclo de la vida sigue y toca reinventarse para pasar a hacer otro tipo de cosas que permitan seguir disfrutando de este deporte, de esta pasión.
No te voy a mentir, con 29 años quizás llega un poco pronto, al menos más pronto de lo habitual porque los pilotos, cuando están en la treintena, pueden hacer cosas muy grandes, el coco funciona de otra manera y, a veces, es el mejor momento de sus carreras deportivas. Pero esta carta abierta no es ni mucho menos una carta amarga, no, para nada. Esta carta la estoy escribiendo aprovechando el altavoz que me brinda SoyMotero.net para agradecerte tu pasión, tu coraje, tu determinación.
Las cosas no han sido fáciles y has sabido adaptarte a ellas sin perder la sonrisa, sin dejar de ser atento con la gente que se ha acercado a ti, no haciendo distinciones cuando has coincidido entrenando con otros aficionados en alguno de los circuitos de supermotard o motocross que frecuentas habitualmente. En tus vitrinas tienes un título de Campeón del Mundo y eso está muy bien, es envidiable, pero más envidiable aún es contar con el cariño unánime de tanta gente, incluso de tus rivales, cuando tantos se alegraron casi más que tú al pisar el cajón de Sachsering. Eso te lo has ganado sin tu casco, ni tu mono, ni tus botas, eso te lo has ganado siendo una persona normal y corriente que no ha perdido el norte a pesar de todo lo vivido y de estar una situación que se puede considerar como privilegiada por el mero hecho de dedicarte en cuerpo y alma a lo que te gusta.