Triumph dispone de una naked deportiva especial, cuidada y evolucionada durante 25 años que, sin ser la más cara del catálogo (por encima está la gama Tiger 1200 y los modelos TFC), es el buque insignia «pasional» de la firma inglesa actualmente. La Speed Triple ha conseguido sobrevivir a todo desde su presentación en el Salón del Automóvil de París de 1993, incluso antes que en el EICMA de Milán, convirtiéndose en la única superviviente de aquel catálogo de 1994 a día de hoy. El renacimiento de la marca comenzó con la presentación de la nueva gama de modelos en INTERMOT (Colonia) 1990, un milagro producido tras la compra de los derechos de la marca por John Bloor en 1983 y la demolición de la mítica planta de Meriden. Su hermana carenada, la Daytona 900/1200 fue la primera en llegar, pero el descenso de la popularidad de las Superbikes en detrimento de las maxinaked la relegó al olvido desapareciendo del catálogo en 2005 (un año después se reconvertiría en supersport cubicando 675 cc). Sintetizar tantos años en un texto es realmente complejo pero, para facilitar las cosas, podemos estructurar la saga Speed en dos bloques, menos de 1.000 cc (1994-2004) y 1.050 cc (2005-2020), distribuidos en siete generaciones diferentes.
El origen del mito Triumph Speed Triple se remonta a febrero del 94 con el arranque de la fabricación de la 900 T309 (se montaron un total de 1.400 unidades) y su motor tricilíndrico transversal DOHC de 885 cc (98 CV a 9.000 rpm y 83 Nm a 6.500 rpm con corte a 9.700 rpm), una configuración mecánica que se ha mantenido inalterada desde entonces. Semimanillares, chasis de acero, basculante de aluminio, carburadores Mikuni de 36 mm, cambio de 5 velocidades (6 en 1996), suspensión Kayaba, escape 3 en 2 y 209 kg en vacío eran otras características. Su cuadrada silueta cautivó a todo un ejército de fanáticos propietarios que quedaron prendados de su adictivo pilotaje en toda clase de vías. La tapa de colín para ocultar el asiento del pasajero ya se incluía de serie, un detalle que se mantiene a día de hoy.
Según Stuart Wood (Ingeniero Jefe de Triumph actualmente y partícipe del ‘proyecto Speed’ en 1993): «La Speed Triple era una moto que todos queríamos hacer. Cogimos una Daytona 750 (1991-94), quitamos el carenado, montamos un motor de 900 cc y colocamos un único faro delante. Teníamos todo el carácter y el tacto de la 900 triple con la mejor suspensión, frenos y geometría de nuestra moto deportiva Daytona. Su conducción era adictiva».
Para promocionar el lanzamiento de esta musculosa cafe racer, Triumph apostó por la copa monomarca “The Speed Triple Challenge” en el bienio 1995-96, un formato de competición «telonero» que debutó en el GP Donington ’94 que recorrería los principales circuitos con este modelo debidamente preparado para la ocasión. El campeonato BEARS (British European & American Racing Series) fue otro de los escenarios donde algunos preparadores dieron rienda suelta a protos con este motor 900 con los que llegaron a 133 CV. Por aquella época, el segmento maxinaked deportivo comenzaba su andadura y distaba mucho de la tremenda transformación que ha sufrido hoy día. Sólo la Ducati Monster 900 y, en menor medida, la Honda CB750 podrían considerarse rivales, aunque la propia Triumph también disponía de las Trident 750/900 de manillar alto, dos nakeds más polivalentes en sintonía con la japonesa. En España, la Speed Triple 900 costaba 1.495.000 pts (colores Fireball Orange y Diablo Black), sólo por debajo de las Daytona 1200 (1.745.000) y Super III (1.915.000). Curiosamente y sólo en 1997, al mismo tiempo que la segunda generación, se comercializó una Speed Triple 750 T309 (89 CV a 9.000 rpm) para dar salida a los motores Daytona 750 que quedaban en fábrica: una rara avis ideal para coleccionistas.
Tres años después, la Speed pasó a heredar el chasis perimetral de la superbike de la casa, la Daytona T595, dando lugar a la T509 con inyección electrónica firmada por la francesa SAGEM. Esta segunda generación incorporó, además del tres en línea, algunos pilares que han marcado el modelo hasta nuestros días: manillar ancho, basculante monobrazo, doble óptica frontal independiente y chasis de aluminio. Motor con 108 CV, cambio de 6 velocidades ¿Quién no recuerda la persecución de Tom Cruise en Misión Imposible 2 (2000) a lomos de una Speed negra con caballitos, saltos, invertidos y disparos al malo (Triumph Daytona roja) mirando por el retrovisor?
En 1999 sufrió un restyling por el cual la cilindrada creció hasta 955 cc y 120 CV pero sin variar la imagen para, ya en 2002 lanzar la tercera generación, aprovechando para rediseñar la carrocería por completo (se encargó Gareth Davies) con formas menos redondeadas y escape 3 en 1 con silenciador por el lateral derecho. Se abandonó el apellido T509 (en ocasiones daba lugar a confusión porque los neófitos creían que cubicaba 509 cc), se rebajaron 8 kg y en 2004 hubo una versión “Limited Edition” con acabados “all black”.
La Speed Triple IV debutó en 2005 y supuso un salto cualitativo importante. Si bien el chasis era similar al anterior, el resto cambió por completo, convirtiéndose en una auténtica street-fighter. Horquilla invertida, pinzas de freno delanteras radiales Nissin, nueva electrónica, llantas de 5 palos o asiento de una pieza fueron rasgos distintivos. Debutaron la motorización tricilíndrica de 1.050 cc (130 CV) y doble silencioso bajo el asiento, dos elementos que también se han mantenido hasta la actualidad.
En 2011, la Speed Triple V abandonó la óptica frontal circular por otra pentagonal, igualmente con doble faro. Punto de inflexión importante con nuevo chasis, motor de 135 CV y una plataforma que ya nos recuerda a la actual. Un año después llegaría la versión R, una moto que potenciaba su faceta más racing gracias a la adopción de los mejores componentes de Öhlins, Brembo, Pirelli o PVM. Las Speed 94/R 2015 conmemoraron el 20 aniversario del modelo, con un guiño al llamativo color Racing Yellow original que sólo se comercializó en nuestro país en la Daytona.
La Speed Triple VI se presentó en el Circuito de Calafat en 2016, la primera Speed con una dotación electrónica de última generación. Sus principales señas de identidad pasaban por un tricilíndrico de 140 CV y una dotación electrónica completa: acelerador electrónico, 5 modos de conducción (Rain, Road, Sport, Track y Rider), control de tracción (desconectable) y ABS (desc.). Es fácilmente reconocible también por el embellecedor frontal con toma de admisión integrada sobre los faros delanteros (con diseño oval en lugar de pentagonal).
La Triumph Speed Triple 2019 mantiene los cambios introducidos en la séptima generación presentada en Almería el año pasado, desdoblándose en dos versiones, la S (14.150 €) y la RS (16.400 €), esta última como sustituta de la R (2012-2017). Estéticamente es muy parecida a la sexta generación, distinguiéndose fácilmente por el nuevo diseño de las llantas de 5 palos. Los 2.250 € extra de la RS respecto a su hermana se traducen en la adopción de suspensiones Öhlins (horquilla invertida NIX30 y monoamortiguador TTX36) en vez de Showa, silenciosos Arrow de titanio cepillado (homologados), llave de proximidad, unidad de medición inercial (IMU) firmada por Continental, quinto modo de conducción Track y ABS/control de tracción en curva (desconectables). Otros detalles estéticos interesantes pasan por la quilla, tapa de colín, guardabarros delantero/tapas de radiador en fibra de carbono, asiento confort 3D Mesh, manetas Brembo MCS regulables y subchasis en color aluminio mate.
Chasis (doble viga de aluminio), motor con 150 CV, caja de cambio y embrague antirrebote asistido son los mismos para ambas, igual que el acelerador electrónico y los 4 modos de conducción restantes (Rain, Road, Sport y Rider). La anterior instrumentación analógica-LCD deja paso a otra con pantalla TFT a color de 5 pulgadas (3 diseños diferentes para mostrar la información según el modo de conducción elegido) ya vista en la Tiger 1200, Tiger 800 y Street Triple. Llantas de aleación rediseñadas (5 palos en estrella), piñas retroiluminadas, control de velocidad, luz diurna LED, tija triple, toma de corriente USB y 192 kg en seco completan las principales especificaciones de serie del dúo Speed.
Curiosamente, como ya sucediera con Tom Cruise hace dos décadas, una Speed3 ha reaparecido en la gran pantalla gracias a la película Fast & Furious: Hobbs & Shaw, novena entrega de la rentable saga de ‘motoracción’. Una unidad negra mate algo tuneada conducida por uno de los villanos protagoniza una persecución tras los protagonistas en la que, en un momento dado, «muta» alargándose a ras de suelo para poder pasar bajo un trailer, demostrando que la Triumph Speed Triple es capaz de todo…