La gente de Bandisca, en Rumanía, querían trabajar en un nuevo proyecto para competir en la carrera de aceleración de la Glemseck, pero no tenían muy claro cuál era el punto de partida. Tras hacerse con una Suzuki SV650 de primera generación, la dejaron apartada más de dos meses en una esquina del taller hasta que de repente, les vino la inspiración. Se plantearon así homenajear a la saga GSX-R haciendo una transformación de la pequeña bicilíndrica y darle un aspecto similar al de una Suzuki GSX-R750 de 1990.
El carenado no es original pues está fabricado por Airtech Streamlining y es de los más similares a los de fábrica. Aun así no fue fácil adaptarlo y por ello tuvieron que realizar multitud de piezas adicionales que luego enmascararon con fibra de vidrio y así simular que eran parte del carenado de la GSX-R.

Otro punto problemático fue el depósito ya que ni el de la SV ni el de ninguna otra Suzuki encajaba con las formas de la moto. Por ello montaron el de una Honda NTV que hace perfectamente su función. Detrás el asunto fue más sencillo ya que fabricaron un subchasis a medida en el que incluyeron el nuevo asiento y colín.
Como no sólo es un homenaje sino que han querido mejorar la moto de partida (la SV650 tampoco es que sea un prodigio en cuanto a componentes de la parte ciclo o la potencia del motor), también trabajaron esta parte. Una horquilla invertida Showa, pinzas de seis pistones y amortiguador YSS para la parte trasera creado en exclusiva para esta moto. En cuanto al motor, se hizo todo lo que humanamente era posible para ganar caballos: árboles de levas, carburadores, embrague hidráulico, bomba de agua, tapas Woodcraft, colectores de escape hechos a mano, silencioso Spark GP, etc.

Por último una instrumentación Motogadget y cientos de pequeñas piezas que necesitaron ser adaptadas o fabricadas, además de una decoración blanca y azul en honor a los colores de guerra de Hamamatsu completan esta Suzuki SV650 que luce ahora como una GSX-R apodada cariñosamente por sus creadores como Caballo de Hierro.