La historia que nos acercan los compañeros de Silodrome es realmente alucinante. El Grand Thrust Star 100, un scooter propulsado por un motor de cohete que guarda una apariencia que parece sacada de los años 50 o 60 cuenta con un enorme trabajo de diseño pero lo más increíble es toda la elaborada historia que han construido detrás para hacernos creer que, en verdad, este modelo fue encontrado en un granero y se trataba de una moto real fabricada hace 50 años.
El Grand Thrust Star 100 está hecho de cientos de piezas procedentes de los objetos más dispares. Por ejemplo, las aletas traseras proceden de un Plymouth Business Coupé de 1950. Sobre ello se construyó un rudimentario chasis al que se acoplaron unas ruedas con muelle de un carromato. El origen de las llantas es desconocido mientras el morro es de un viejo avión al que se acopló una nariz de un tractor de jardín David Bradley.
El asiento es otra de las partes en las que se ha recurrido al ingenio. La base es de un retropoyector mientras que el soporte es la carcasa de un ventilador. Remata el conjunto la adaptación de un asiento plegable de los estadios que, como el resto, tiene unas cuántas décadas de antigüedad.
En la parte trasera se ha instalado un auténtico motor de tipo pulso que funciona con propano y, en palabras de su creador Randy Regier, es la maldita cosa más ruidosa que ha escuchado nunca. Y por supuesto, es capaz de impulsar el scooter aunque el conseguir pararlo es otra cosa porque el freno por bloqueo de rueda es de todo menos efectivo.
Hasta aquí podríamos decir que tenemos una locura genial de otro chiflado amante de las transformaciones o, mejor dicho, construcciones. Pero Randy quiso ir más allá y por ello se inventó toda una historia que rodea al Grand Thrust Star 100.
Una moto usada por el Ejército Americano
La historia nos lleva a los años 50 y 60, en plena Guerra Fría. Por aquel entonces el ejercito norteamericano desarrollaba el Grand Thrust Star 100, un vehículo en el que los soldados podían desplazarse y que eran fabricados en grandes cantidades hasta que llegados los años 70 empezaron a retirarse.
El Grand Thrust Star 100 anterior fue encontrado en un almacén, y es uno de los pocos que ha sobrevivido en un estado excepcional ya que estaba completo, incluso con un pequeño botiquín de campaña así como otros elementos utilizados por aquel entonces.
Los niños de aquella época soñaba con tener su propia Grand Thrust Star 100 y por eso existían kits de modelismo en plástico que podían montar para recrear el scooter usado por los soldados. Este kit es real y fue también fabricado, como la propia moto, por Randy Regier.
Uno de sus amigos, Sang Cho, creo los moldes en plástico inyectado que permite recrear estos modelos. De igual forma también fabrico sendos embalajes vintage para guardar los juguetes y darle un aspecto de época. Carteles y otros elementos también han sido creados y todo ello podrá ser visionado en varias exposiciones en los que el Grand Thrust Star 100 y su increíble historia podrán ser admirados.