Como todo en esta vida, los productos tienen fecha de caducidad. Vamos, como tú y como yo. Lo único que nunca caduca ni nunca se estropea es la miel. De hecho, se encontró en las pirámides miel con miles de años que parecía fosilizada. Se calentó para que volviese a estado líquido y tras analizarla, se pudo comprobar que mantenía todas las propiedades inalteradas.
Pero el aceite no es como la miel. Con el tiempo, pierde sus propiedades. En el interior de un motor y si antes no hemos alcanzado los kilómetros estipulados por el fabricante, debemos cambiarlo cuando ya lleve un año. En caso contrario, la formulación con la que ha sido diseñado ya no protegerá adecuadamente el motor.
Pero siempre ocurre, sobre todo si hacemos nosotros el mantenimiento, que nos sobra algo de aceite y con el paso del tiempo, no sabemos si podemos utilizarlo o por el contrario, estará en mal estado y es mejor descartarlo y echar de un bote recién comprado.
Tras consultarlo a los fabricantes de aceites, todos apuntan en la misma dirección. No encontraréis en el envase una fecha de caducidad, pero sí es cierto que con el paso de los años su contenido perderá propiedades. ¿Cuánto es ese tiempo? Aproximadamente cinco años desde la fecha de fabricación, que no tiene por qué coincidir (de hecho, no coincidirá) con la fecha de compra.
Para saber cuándo se ha fabricado el aceite, deberemos mirar el envase y si no aparece claramente, ponernos en contacto con el fabricante que con el número de lote nos podrá decir estos datos y, con ello, saber si lo podemos usar o no.
Ahora seguramente os preguntaréis cuál es el motivo por el que el aceite caduca. Pues es muy sencillo: en primer lugar por la temida humedad del aire y, por otro lado, debido a la propia descomposición de los aditivos.
El envase, aunque esté cerrado y sin abrirse, con el paso del tiempo el aire tiene a entrar en el interior y condensar en forma de agua debido a la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior. Esto hace que las gotas de agua, poco a poco, se depositen en el fondo del envase y cuando usemos ese aceite que estará mezclado con agua, no lubricará correctamente.
En el caso de los aditivos, algo fundamental en la base de formulación de los aceites para motores, estos se acaban separando con el tiempo y precipitan al fondo del envase. Esto hace que el aceite pierda sus propiedades y por lo tanto, no se puede utilizar.
¿Qué es lo que podéis hacer? Nosotros os recomendamos que apuntéis la fecha de compra en la lata del aceite y si, transcurrido cuatro años desde su compra, no lo habéis utilizado, pensad que a ese aceite no le quedará mucho tiempo de vida. Por supuesto, almacenarlo en lugares donde no le dé el sol directamente, haya humedad o cambios bruscos de temperatura. Dentro de este plazo, lo podéis usar con todas las garantías.