El movimiento Mod se originó en el Londres de los años 60, una cultura moderadamente progresista con una visión esteticista del mundo y un individualismo latente. Estos se caracterizaban por tres elementos principalmente: ropa, música y scooters (Lambretta o Vespa principalmente), a los que añadían montones de espejos retrovisores, cromados, faros, etc. En 1979 se estrena Quadrophenia, una película reconocida como un retrato realista de la juventud británica de la década anterior, y de la que posiblemente recuerdes a Jimmy, su protagonista, a lomos de su inseparable Lambretta LI 150. Aquella Lambretta original salió a subasta por la nada despreciable cifra de 55.000 €, y años después fue una de sus réplicas la que se puso en venta por unos 15.000 €.
Cualquiera de las dos opciones parece demasiado cara, ¿verdad?…..y aunque siempre puedes hacerte con una vieja Lambretta y restaurarla, la compañía inglesa especializada en la restauración de scooters clásicos PM Tuning Racing Products & Scooter Innovation ha diseñado un modelo de carácter retro inspirado en las tradicionales Lambretta, pero fabricada con componentes actuales, que permite conservar el estilo de antaño sin sacrificar la funcionalidad y la fiabilidad, y a un precio muy competitivo. La empresa china Hanway (con modelos ya conocidos como el Tourer o la Raw) ha sido la encargada de todo su ensamblado.
Scomadi representa la culminación de 10 años de diferentes prototipos desarrollados por la firma británica PM Tuning y 60 años de experiencia. Inicialmente la Scomadi Turismo Leggera 250 fue presentada en fibra de carbono y se fabricaron 10 unidades artesanales de edición limitada en el Reino Unido. Debido al éxito y a su creciente demanda se produjeron 20 Scomadi de 300 cc., personalizadas y pintadas a mano. La gran acogida en el mercado de estos scooters fue la inspiración para llevar a cabo la producción en serie de las nuevas 50, 125 y 300 (modelo que llegará en breve) 2016.
Cualquier tiempo pasado…
Nada más subirme en ella me llama la atención la altura de su asiento, y no por la distancia en sí, sino porque la anchura de su carrocería me hace separar las piernas mas de lo normal teniendo que echar el trasero hacia delante para poder poner los pies en el suelo. No llega a ser ningún problema pero se hace algo extraño al principio. Te obliga a llevar una posición erguida y adelantada, con los brazos bajos y pegados al cuerpo debido a su manillar estrecho y casi a la altura de las rodillas. Los pies pueden moverse a su antojo sobre su amplia plataforma plana. Una posición cómoda salvo por la dureza del asiento que puede resultar algo molesto en recorridos largos.
Aunque el asiento deja espacio suficiente para el pasajero, no dispone de asideros dónde agarrarse ni de estriberas para los pies, teniendo que ponerlos en el poco espacio que dejan los cófanos en la parte posterior de la plataforma.
El cuadro de instrumentos es digital y minimalista, pero no por ello deja de ser muy completo. Una original esfera que incluye mucha información en muy poco espacio: velocímetro, tacómetro, nivel de gasolina, cuentakilómetros total y parcial, y reloj, además de los testigos Leds de intermitentes y luces. Una luz bastante pobre, por cierto, la ofrece la bombilla halógena del faro.
Se echa en falta un hueco para el casco bajo el asiento, pero cuenta una la guantera bastante grande y una parrilla trasera cromada en la que poder amarrar algún bulto, además de una gran plataforma que te permite llevar varios objetos entre los pies.
Por el contrario cuenta con un depósito de gran capacidad (15 litros), y como tampoco es muy “tragón”, nos proporciona una muy buena autonomía. No tiene pata de cabra pero el caballete central es muy fácil de poner gracias a la palanca que lleva incorporada.
Nos ponemos en marcha y el motor responde al instante al giro del acelerador. El TL 125 monta una mecánica monocilíndrica de 4 tiempos refrigerado por aire alimentada por carburador. Declara una potencia máxima de 9,5 CV a 8.000 rpm, suficiente para circular por la ciudad. Es silencioso y sube de vueltas con alegría. En vías interurbanas es fácil ver como supera los 100 km/h de marcador, pero la velocidad en la que se encuentra más cómodo es entre 85-90 km/h. Nuestra unidad de pruebas era un poco perezosa a la hora de arrancar con el botón, así que tuvimos que echar mano de su pedal de arranque en alguna ocasión para ponerla en marcha.
Como las míticas Lambrettas, conserva la suspensión delantera con doble sistema de bieletas oscilantes, con un par de amortiguadores oleoneumáticos con muelles de paso variable regulables en precarga, que ofrece un comportamiento más que agradable. Sin embargo el amortiguador trasero, también regulable, tiene un tarado más duro y es más seca de reacciones. Monta llantas de 12”, que se traducen en un comportamiento ágil que te permite moverte rápida y ágilmente entre el tráfico. A la hora de frenar sus discos lobulados con latiguillos metálicos te detendrán al instante gracias a su buen tacto y potencia.