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¿Para cuándo un Campeonato Mundial Super Naked?

Fotos: SMN
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Cada vez que hemos probado una naked potente en cualquier pista, queda de fondo la sugerencia. Cada vez que hemos rodado con una naked de última generación en un circuito, ha surgido la pregunta por encima del análisis propio del modelo. Así es que hemos tomado un auténtico pepino con manillar plano, como la BMW S1000R, hemos ido al circuito y hemos hecho algunas reflexiones, tanda por tanda.

A la memoria de Dani Rivas

Al sentarme a escribir este reportaje, me resulta ineludible la imagen del malogrado, recordado y no suficientemente venerado Dani Rivas, precisamente tras el amplio manillar de una S1000R de rigurosa serie, incluido el escape, evolucionando por el emblemático trazado del El Jarama. Dani se hizo con el liderato en la primera frenada de aquella carrera y, subido a la naked, montó un increíble espectáculo de supermotard a alta velocidad cuando llegaba como una exhalación a sectores como el de las eses de Le Mans. El gallego completó la primera vuelta en cabeza, pero al alcanzar la recta de meta, las prestaciones de las S1000RR, con algún piloto del CEV tras sus semimanillares, le rebasaron sin más remedio. Aquellas escenas quedaron grabadas en la retina de todos los que los que tuvimos el privilegio de presenciarlas. Se trató de un inédito experimento que llevó a participar a un piloto excepcional como Dani en una carrera, también inédita, de la Copa BMW Easyrace S1000RR celebrada en la legendaria pista madrileña.

Si bien es cierto que los participantes de este particular campeonato son amateurs, frente a la absoluta profesionalidad de Dani Rivas, no es menos cierto que el sexto puesto obtenido con la moto de calle y manillar plano frente a las deportivas de primer nivel de competición, que representaban algunas de las preparaciones más afinadas sobre la S1000RR, fue más que elocuente. Pero sobre todo nos hace fácil imaginar ahora la espectacularidad que podría brindar al aficionado un campeonato naked al estilo y con la filosofía base que inspira el propio de las Superbikes, algo que no es decabellado a tenor de las declaraciones de Javier Alonso hace dos años como categoría sustituta del vigente Mundial de Supersport.

Dani Rivas con la S1000R de absoluta serie dejando atrás a una de las preparaciones sobre la deportiva S1000RR

De la frustración también se sacan conclusiones

El principio original de este especial, y las reflexiones y deducciones que traería consigo, llevó su S1000R protagonista hasta el Circuito de Albacete, para hacer unas tandas muy particulares que prometían resultar de lo más reveladoras. Allí nos esperaba nada menos que la Campeona de España de Superstock 1000, la BMW S1000RR del equipo Easyrace SBK con la que el incombustible Carmelo Morales se hizo, por enésima vez, con el entorchado nacional más elevado.

La idea para aquel día era la de hacer un par de tandas con la naked a modo de calentamiento y de toma de referencias, para luego dar unas vueltas sobre la campeona de España, recogiendo sensaciones y observando las reacciones y el comportamiento de una máquina de carreras tan afinada y depurada, recordando todas las indicaciones que previamente me había aportado el propio Carmelo por teléfono. Luego, como final del trabajo de campo y núcleo central de este especial, haría tal vez una, o quizá dos tandas más, con la naked de calle para comparar cada frenada y cada aceleración. Lo mismo el paso por el ángulo de El Garrote, como por el codo rápido de El Hospital, y también la transición por la interminable inclinada sobre la parabólica de izquierdas… Pero no pudo ser.

Una nube negra, tan impertinente como contumaz, se instaló sobre el circuito antes llamado de La Torrecica, descargando agua y agua toda la santa mañana. No nos dio ni un respiro, ni un amago de esperanza, llegando a jarrear con viento incluido en muchos momentos. Así es que tuvimos que cargar con la S1000R de vuelta, y dejar allí la campeona del Easyrace STCK, volviéndonos a casa sin ni siquiera haber arrancado ninguna de las dos. Entenderá el lector que no era plan de hacer la prueba bajo la lluvia, no sólo por evitar el riesgo con una moto tan costosa, sino sobre todo porque el agua desvirtuará todos las referencias y enturbiaría las sensaciones, con lo que el trabajo carecería casi por completo de valor.

Al menos nos dio tiempo en un escueto alto el fuego que hizo el dichoso temporal, para poner a la superbike y a la naked de serie frente a frente sobre el mismo pit lane, con un minuto escaso para repasar no sólo las líneas de una y otra moto, sino también su estructura y su esquema arquitectónico. Sobre las imágenes y en el papel, ya se aprecia que ambas motos tienen exactamente la misma base, pero repasándolas en vivo y al detalle, también concluyes en que la campeona del inefable Carmelo y la maxinaked de manillar plano parten del mismo origen.

Dani Rivas pasando con la S1000R de serie por Varzi, acelerando con los codos levantados, como en motocross

Valoraciones… de memoria

Ya de vuelta a casa y con la S1000R a cuestas, echaba mano de los recuerdos y traía al presente el de la sesión completa de tandas que hice con otra unidad de esta misma naked, también sobre el antiguo trazado de Albacete, a las pocas semanas de aparecer en el mercado, además de las tandas exhaustivas de preparación que hice con otra unidad idéntica para las 24 Horas de Montmeló. Por otro lado, tenía grabadas entre mis vivencias más intensas de mi reciente pasado, el test de la BMW S1000RR del mismo equipo Easyrace, que sirvió después como montura para otro ilustre de nuestra velocidad: Xavi Del Amor. Lo mismo que el de la preparación sobre la anterior HP4 de este mismo equipo, y rematando este particular currículum sobre la S1000RR con la convulsiva experiencia vivida en el pasado verano, participando y concluyendo las 24 Horas mencionadas con la del equipo Motocrom.

Lo cierto es que comparando unos recuerdos con otros, el resultado es que la naked, lejos de quedar en ridículo, mantenía una notable dignidad frente a las distintas motos de carreras. Y trasladándola con la imaginación a un hipotético escenario, incluso podría resultar más espectacular para el espectador general en alguna retorcida frenada o en otros pasajes de la pista.

Aun así, no me bastaba con comparar recuerdos de un año y de otro, por muy grabados que los mantuviese en la memoria, y prefería contar con experiencias frescas para hacer esas reflexiones y deducciones sobre la marcha que dieran todo el sentido a este texto.

Continúa en la pestaña 2 (Experimento con la S1000R)…

Experimento con la S1000R

Así es que días después, volví a pedir a BMW la S1000R, cediéndome por suerte la misma unidad que fotografiamos frente a la moto del Easyrace y, una vez recogida, la llevé a un circuito tan habitual para un servidor como una residencia de verano lo es para muchos.

Y cuando finalmente descargué la BMW en el trazado de FK-1, lo hice con una idea fija en la mente. No pensé en las discretas medidas de su cuerda ni en el ritmo tortuoso al que obligan la mayoría de sus curvas, sino que me di cuenta de que, por esta vez y mejor que nunca, los experimentos debían de hacerse en casa y con gaseosa. De esa manera fui analizando cuidadosamente las reacciones y el rendimiento de la maxinaked, poniendo especial hincapié en cada trance del circuito tanda por tanda.

Nuestro experimento con la BMW S1000R en el circuito de FK-1. Exterior de la inclinada

El espectáculo de la frenada

Al acabar la primera de ellas, me detengo a pensar en la frenada, pero no sólo en la soberbia capacidad de retención de la S1000R, sino en las espectaculares posibilidades de cruzarse, retorcerse y botar con la rueda trasera a un lado y al otro de la trayectoria, sujetando la bestia con un manillar plano tan amplio como el de una trail. Y acto seguido pregunto a mi imaginación qué festival de control podría ofrecer al espectador un auténtico piloto, si una naked permite a un paquete, como el que firma este texto, hacer el amago de cosas así.

Al bajarme de la segunda tanda, rebobino mentalmente y repaso el giro para entrar en el viraje, justo después de esa frenada bestial. Rápido como una centella y rotundo como una sentencia, así se siente esta maniobra contando con la fuerza de un brazo de palanca como el que ofrece un manillar tan ancho, y la posición del tronco casi erguido. Pongamos ahora a un auténtico piloto agarrándolo por los puños. No quiero ni pensar en el disfrute con el que recrearía a un público que abarrotase una grada, parando la moto en la cocina de la curva, y girándola con el radio de una moneda mientras se retuerce en el límite del asfalto.

Nuestro experimento con la BMW S1000R en el circuito de FK-1. Encarando la salida de la curva

Las tumbadas manos arriba

Al terminar la siguiente tanda, analizo mentalmente otro trance fundamental de la velocidad: el paso por curva. En estos tramos, la soberbia estabilidad de la S1000R permite hacer auténticos juegos acrobáticos con el cuerpo mientras vamos inclinados, incluso con unas dimensiones como las de un servidor (107 kg y 1,91 m). Ciertamente, en este caso, cuesta poco imaginar lo que haría cualquier figura de la velocidad, como El Chico Maravillas, moviéndose a un lado y a otro de ese manillar atravesado.

El límite a la tumbada tan sólo lo pone la altura de las estriberas de serie, particularmente bajas para la pista en la S1000R. Pero, evidentemente, se trata de un aspecto que se soluciona con facilidad.

Tras la cuarta tanda, se me queda una imagen en la mente, recreada justo en el momento de salir de cada viraje: la silueta recortada del piloto con el cuerpo completamente fuera de la moto para tratar de ponerla vertical lo antes posible, mientras el tren trasero se revuelve soportando una tracción de mil diablos.

Una guerra de rebufos desnudos

La última tanda resulta más breve que las anteriores porque en realidad ya voy reflexionando y cavilando sobre la moto, algo que no resulta lo más recomendable cuando llevas un ritmo que exige toda tu concentración. En realidad voy sacando conclusiones antes de bajarme, pero cuando lo hago, dedico un momento al paso por la recta. Qué duda cabe de que el manillar de una naked dificulta una postura aerodinámica sobre una moto que ya de por sí no tiene carrocería. Pero, dejando ese detalle al margen, volvemos nuevamente al espectáculo, esta vez pensando en un grupo de pilotos jugando con los rebufos mientras cada uno de ellos viaja por la recta fundido con la ergonomía de su moto desnuda. ¡Y quién sabe! Tal vez el reglamento de esa competición les permitiera, como se hace en el dirt-track, soltar la mano izquierda para ponerla atrás, a la espalda, o agarrarla a la botella de la horquilla. Quién sabe.

Nuestro experimento con la BMW S1000R en el circuito de FK-1. Saliendo

Conclusiones

Así pues tenemos una frenada de infarto, tenemos también un giro para entrar en la curva que permite tirar la moto de esa forma tan rápida que crea un aullido repentino del motor al subir de golpe el régimen, como si patinara el embrague; sí, es el aullido que provoca el cambio repentino del desarrollo, al pasar en un pestañeo del centro del neumático a su perfil más lateral. A ello se suma una acrobacia malabarista en medio de la curva, pasando con una inclinada tal que da la impresión de que la moto transita echada sobre el mismo asfalto y con una salida del viraje que lleva el neumático derrapando, la moto casi vertical y el piloto suspendido abajo, sobre el vacío, colgando de ella. Además a todo ello le sumamos un recorrido por la recta en el que el aficionado podrá reconocer motos luchando por los rebufos mucho más semejantes a la que conduce cada día, motos más humanas, aunque no se trate del modelo exacto que guarda en su garaje.

Continúa en la pestaña 3 (Un futuro en la competición)…

Un futuro en la competición

Ya sea por una cierta criminalización pasada que sufrieron las deportivas en la carretera, ya sea porque la evolución de esas doble erre las haya llevado, como fin principal, directamente a las rodadas o a los campeonatos regionales, la realidad es que el mercado ha empujado particularmente a las nakeds más grandes a crecer en prestaciones y a depurar su rendimiento hasta convertirlas en las super naked actuales, que obligan a cada marca a mantener al menos un modelo puntero en su catálogo.

La soberbia efectividad de la BMW S1000R, que resulta, como hemos dicho, un auténtico pepino con manillar plano, el motor interminable de la Aprilia Tuono V4 1100 (abrazado por un chasis que sirvió de base nada menos que al primer prototipo que la marca de Noale puso en MotoGP), las prestaciones y el comportamiento intachable en el límite de la KTM 1290 Super Duke R, con una electrónica que la sitúa en el primer nivel de las deportivas más sofisticada, la compacta estabilidad y el virtuoso manejo que permite la Triumph Speed Triple RS, una moto sólida como el pilar de un puente, el conjunto armónico y homogéneo que propone Suzuki con su GSX-S1000, la Yamaha MT-10 SP, presentando, ni más ni menos, que el potencial de su hermana, la YZF-R1M, bajo el control de un manillar abierto, la descomunal patada de la Ducati Monster 1200 S, contenida en la solidez de un chasis triangulado, muy semejante al que montaban, hace muy pocos años, las campeonas mundiales de SBK, el auténtico lienzo en blanco que propone Kawasaki, con su Z1000, presta para cualquier preparación a nivel de Superstock… Si es que hasta la MV Agusta Brutale 1090 RR, con los años que lleva en el mercado, podría plantar cara a las demás en una batalla a cuerpo descubierto, tal y como lo hace hoy día en el Mundial de SBK su hermana, la F4, llevada por la mano talentosa de Jordi Torres. Y todas estas posibilidades de brindar una auténtica exhibición de pilotaje, con unos neumáticos de calle, más bien de tipo sport-touring, y sin que los gurús de la geometría, electrónica y telemetría hayan metido mano a la moto.

caballito de Dani Rivas en la Rampa Pegaso, dejando atrás a una S1000RR de la copa Easyrace

BMW, Aprilia, KTM, Triumph, Suzuki, Yamaha, Ducati, Kawasaki, MV Agusta… Todas las marcas de relieve mundial tienen ya una super naked en su catálogo; así es que las protagonistas del espectáculo ya han sido puestas en escena por el propio mercado de la moto, ahora tan sólo falta la iniciativa de un organizador con olfato de audiencias, y del patrocinador que lo respalde, claro está.

En la pasada temporada ya existió un conato de este anhelo que recogemos ahora. En el Campeonato Open Easyrace, que se organiza junto con la copa S1000RR, se abrió la clasificación para una categoría naked en la que podía participar la de cualquier marca. Podría resultar algo más que un incipiente principio. La cuestión es que muchos esperamos que sea así.

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