Toda vuelta al mundo «overland» supone al menos dos o tres saltos por mar o aire de los vehículos implicados. En ocasiones por barreras físicas o geográficas como un océano, pero en otras por culpa de la política internacional. Es el caso de Myanmar, la antigua Birmania. Al tener todas sus fronteras terrestres cerradas, es obligado superar el escollo enviando las motocicletas por avión y ésto es lo que ha hecho el escritor Miquel Silvestre para continuar con su Ruta de los Exploradores Olvidados.
Desde Katmandú, la capital de Nepal, ha embarcado con «Atrevida» (su BMW GS 1200), hasta Bangkok, la capital de Tailandia. Esto ha supuesto sumergirse en un clima húmedo y tropical y perder dos horas más en su recorrido en contra de las agujas del reloj. Pese a estos inconvenientes, acceder a esta enorme ciudad, verdadera puerta del Sudeste Asiático, ha supuesto para Silvestre la mejor oportunidad para reparar el material electrónico deteriorado en un viaje tan exigente.
Bangkok, con su variada oferta de puestos de comida callejera y sus precios ajustados supone también una magnífica escala para reparar fuerzas antes de afrontar la tercera parte de esta aventura alrededor del mundo siguiendo el rastro de los exploradores menos conocidos, quienes precisamente hicieron de las cosas asiáticas del Pacífico uno de sus solares predilectos para sus hazañas.
Desde Tailandia Miquel dirigirá sus pasos a Malasia e Indonesia tratando de alcanzar las Islas Filipinas, objetivo que no está ni mucho menos garantizado pues no existen servicios de ferries regulares entre todos estos territorios insulares y dispersos. Pero la remembranza de la gesta de Andrés de Urdaneta, descubridor del Tornaviaje, bien merece el intento.
