Hace unos días hablando con un compañero de redacción sobre las Old School. Ya sabéis, las monturas pertenecientes sobre todo a la década de los 80 y 90. Y me comentaba que estaba impresionado por el cariz que había cogido ese segmento en particular. Él, propietario de una Yamaha TRX 850, se preguntaba a qué precio se cotizaban en este momento actual y sobretodo cual sería el valor que alcanzará a la vuelta de un tiempo, teniendo en cuenta la linea ascendente de los últimos años.
La realidad es que en cuestión de 10/15 años hemos pasado de poder comprar cualquier deportiva de la época a precios prácticamente irrisorios, a tener que pagar en este momento actual cifras que en ocasiones triplican o incluso cuadriplican a las de aquellos años dorados para todos los amantes de este tipo de monturas.
Evidentemente el más afectado de esta situación actual del mercado, es el aficionado medio que sueña con hacerse con una de sus motocicletas favoritas y que, en su niñez o adolescencia generalmente, le hacían subir de pulsaciones a cada ocasión que tenía para verlas u oírlas en acción. Pero la realidad es que aquella época de poder adquirir una de estas máquinas a buen precio ya pasó, y el panorama actual no es nada halagüeño en este sentido.
Como todo en la vida esta situación actual tiene una explicación lógica que abarca una serie de factores económicos y de mercado. Pero sobretodo de oferta y demanda, que son los que nos han traído hasta este mercado actual. Es por ello que en este artículo queremos ofrecer una explicación lo más detallada posible de por qué, en este 2022, hay que pagar cifras astronómicas por algunas de las Old School más icónicas. Pero para poder ponernos en situación y darle el prisma necesario al asunto deberíamos de remontarnos al año 2008. Como todos recordaréis en esa época se produjo un crack económico a nivel mundial.
La llamada burbuja inmobiliaria explotaba y con ella se iba al garete parte de la economía de la mayoría de países europeos. También EE.UU y algunos países asiáticos se vieron afectados de manera potencial, como por ejemplo Japón. Por aquel entonces muchos propietarios de motocicletas de cualquier época se vieron obligados a deshacerse de ellas a precios prácticamente irrisorios, algo que otros aprovecharon para poder disfrutar de esas monturas de una manera económica y sin sobresaltos. Pero esta no es la cuestión. En aquellos días, y años posteriores, muchos inversores que venían de perder grandes sumas en el mercado inmobiliario buscaban nuevos diamantes en bruto donde meter su dinero de una manera estable y segura y ¿adivináis cual fue uno de los recomendados por sus asesores financieros?
Exacto, los vehículos clásicos y pre-clásicos, más conocidos como Youngtimers. En este caso son las Old School de las que os hablamos, pero también el mercado de automóviles empezó a ver movimientos de este tipo, como puedes ver en este artículo, donde mucha gente empezó a comprar vehículos de este estilo con un único fin: guardarlos y esperar a que cogieran un valor superior. Cierto es que estos fueron los menos, pero el mero hecho de que en revistas especializadas de inversión se recomendara este tipo de inversiones, ya hizo sembrar un caldo de cultivo para que estos incrementaran su precio de manera paulatina. Para ponernos en contexto por aquellas fechas, las más exóticas Superbikes de la época que actualmente cotizan a precios prohibitivos, tenían valores muy por debajo de los actuales.
Por poner un ejemplo una Honda NR podia costarnos unos 50/60 mil euros, que ya de por si era un precio al alcance de unos pocos, una RC30 unos 12/15 mil o una RC45 entre 15 y 18 mil euros. Hoy cualquiera de ellas ha duplicado como mínimo esas cantidades, siendo objeto de deseo de ricos coleccionistas que buscan constantemente el poder hacerse con una unidad de este trío de ases de la marca del ala dorada. Bien para guardarla en sus colecciones particulares o para revenderla un tiempo después a un precio mayor. Pero esta evolución también es extrapolable a modelos más mundanos, como por ejemplo la Kawasaki ZXR750 que por esas fechas tenían precios entre 1.000 y 1.500 euros y ahora es difícil encontrar unidades en buen estado por debajo de los 4.000 euros.
El segundo aspecto que ha repercutido directamente en los precios de este tipo de motos es sin duda la proliferación de empresas que se dedican a este negocio. En cuestión de unos años hemos pasado de tener que recurrir a un importador de otra comunidad para traer una motocicleta específica de otro país, a tener bastantes tiendas especializadas en este negocio por diferentes puntos de la geografía, que disponen de unidades nacionales e importadas con las que todos soñamos. Pero claro no solo en España deseamos tener una Old School exótica o no tan exótica. Otros paises como Reino Unido y sobre todo EE.UU son actualmente los mayores importadores de este tipo de máquinas. Solo hay que ver a los amigos de Iconic Motorbike las instalaciones que poseen con miles de m2 donde almacenan motos de este, y otro tipo, que posteriormente venden o subastan a precios que quitan el hipo. Os recomiendo que echéis un ojo en su página web.
Además, según hemos conocido por un artículo de los compañeros de MCN, en EE.UU actualmente tienen una demanda bestial de motocicletas denominadas, valga la redundancia, icónicas. Es por ello que empresas como IM ha encontrado un filón de oro con este negocio. Por eso y según comenta en este artículo Ciarán Perrin, quien dirige Extreme Trading, un importador británico, ahora mismo es muy difícil traer motocicletas desde Japón, principal fuente de suministro porque, tras esta fuerte demanda, los precios en origen se han incrementado de manera exponencial, siendo muy poco atractivo seguir trayendo máquinas desde allí a precios con los que les resultaría muy difícil obtener beneficio en Europa.
Este es el tercer factor que ha hecho que el encarecimiento de las Old School en general, y sobre todo en algunos modelos en particular, esté en niveles nunca vistos hasta ahora: La demanda. Si a ello le unimos que cada vez la oferta es menor, hace que los precios que tengamos que desembolsar por muchos modelos de la época sean cada vez mayores y se pongan en niveles al alcance de muy pocos. Por último y no menos importante es la cotización de según qué modelo y en qué país. Por ejemplo en España no tuvimos la ocasión de tener disponibles deportivas como las Yamaha TZR 250 o las Honda NSR 250 de manera directa con la marca.
Solo alguna unidad llegó por medio de importadores paralelos. Este hecho hace que en la actualidad estén a precios intratables. Además en este tipo de motos se mezclan otros factores como la añoranza a la época de los motores 2T. Todo ello en conjunto da como resultado el momento actual del sector de las Old School. Tal es la situación por la que atraviesa este segmento que el propio Perrin explica a MCN como se está viendo limitado en la adquisición de motos para su negocio, al punto que hay modelos que ya no volverá a tener posiblemente cuando venda las unidades que posee.
Lo explica en estos términos: «Creo que tenemos 11 Honda RC30 en stock y no creo que pueda comprar más [de Japón]. Por otro lado una vez que venda mi última Honda NR750, posiblemente no podré reemplazarla por otra». El mismo sigue explicando la situación actual: «Si quiero comprar un RC30 o un NR750 en Japón, en el momento en que aterrice en Reino Unido, tienen el mismo precio al que puedes comprarlas aquí. Luego tengo que trabajar en ella cuando llegue. Por muy buen estado que tenga, probablemente tengas que gastarte otras 1500 libras, tal vez 5000 dependiendo de lo que se necesite hacer. Todavía estamos comprando alguna que otra moto de Japón si podemos encontrarla, pero básicamente no hay existencias en este momento».
Continúa Perrin hablando sobre el mercado actual de este tipo de motos. «Conozco a dos distribuidores que vendieron algunas de sus motocicletas en Estados Unidos y una vez que se fueron del Reino Unido no volverán». Por otro lado la pandemia del Covid-19 también hizo encarecerse los precios como explica Ciarán Perrin: «Muchos aficionados estaban sentados en casa, cobrando y sin nada en qué gastar su dinero y una gran cantidad de tiempo para mirar un ordenador, lo que definitivamente los impulsaba a comprar”.
Todo ello se agrava por la poca rentabilidad que actualmente tiene el dinero en un fondo de inversión en cualquier banco, con los intereses por los suelos. A este respecto también se refiere Perrin: «Estamos en un momento con tasas de interés bajas. Si metieras £5000 en tu cuenta bancaria, después de 12 meses, creo que tendrías suficiente dinero para poder ir a un McDonald’s. Si te gustan las Old School, es una inversión segura y además puedes disfrutar de una motocicleta que te encante». Por último hace referencia al ya mencionado “Boom” actual con las motocicletas 2T: «Todos los modelos de TZR, KR-1, KR-1S, RGV, ese tipo de motores de dos tiempos de finales de los 80 y 90, y, por supuesto, la Aprilia RS250. Tan pronto como restauramos uno, lo tenemos automáticamente vendido».
En definitiva estamos sumidos en un Tsunami de precios en lo que a las Old School se refiere. Aun así sigue habiendo algunos modelos que todavía son atractivos de adquirir en lo que a lo económico se refiere. Motos como la Yamaha FZR 600 y 1000 o las Kawasaki GPZ series son algunas de las alternativas que podemos elegir para poder disfrutar de una de estas icónicas motocicletas sin tener que vender un riñón. Literal. En cualquier caso también podemos tirar de nuestro rico refranero y decir aquello de… “contra el vicio de pedir, la virtud de no dar”. Cuestión de prioridades.