La escalada de precios que hasta ahora no habíamos visto de una manera tan acusada y que lleva produciéndose desde principios de 2021, acelerándose al inicio de 2022 y alcanzando precios históricos desde finales de febrero, está haciendo mella en los consumidores. En un año el precio de la gasolina sin plomo de 95 ha pasado de estar a 1,332 euros el litro (de media en España) a situarse a 1,869 euros. Tomamos como referencia en ambos casos el día 14 de marzo.
Son prácticamente 54 céntimos de media que en ocasiones han sido mucho más pues se llegaron a ver los 2 euros en algunos marcadores de las estaciones de servicio. Este incremento salvaje de los precios, justificado por algunos debido al conflicto bélico de Ucrania, ha llevado a que muchos usuarios dejen de emplear el vehículo privado siempre que sea posible. Además, ajustando la velocidad y con algunos consejos de conducción se puede reducir el consumo si se usa. El caso es que debido a ello el consumo de carburantes ha descendido según la Confederación de Empresarios de Estaciones de Servicio entre un 15 y un 20%.

Esta situación está poniendo contra las cuerdas a muchas estaciones de servicio según las palabras del director general de la confederación, Nacho Rabadán, que denuncia: “incrementos de precios a la hora de comprar una cisterna de entre 6.000 y 9.000 euros de un día para otro”. La dificultad es añadida para algunas estaciones debido al margen con el que trabajan y que según Rabadán, es escaso en estos momentos y hasta negativo: “hay estaciones de servicio cuyo margen se sitúa en la actualidad por debajo de ese 1%, llegando en algunos casos hasta a vender a pérdidas”. Una situación que, de ser cierta, puede llevar no a un cierre por desabastecimiento sino por inviabilidad del negocio.
Hay que recordar que CEEES engloba a 4.000 de las 11.600 gasolineras del país, un número significativo y, por tanto, este pensamiento y situación puede ser preocupante para muchas pequeñas empresas familiares en muchos casos. De hecho, en un rango más pesimista, llegaba a advertir que existen: “verdaderas dificultades para comprar carburante. Si la situación sigue así, veremos muy pronto cierres temporales de algunas gasolineras, que mucho me temo que en algunos casos pueden ser definitivos”.
En cualquier caso hay que esperar que las acciones que se están llevando a cabo y las medidas adoptadas, y por adoptar sumado a la bajada del petróleo puedan revertir una situación de crisis energética como no se había vivido desde hace varias décadas. Eso sí, la subida se notó de inmediato mientras que la bajada seguro que no es tan rápida.